Danniel volvió a despertar en aquel cuarto blanco, habían pasado probablemente unas horas desde que se desmayara, la cabeza le dolía y se sentía un poco mareado pero eso no evito que se levantara y llegara al baño, trastabillando, pero llegó.
Se lavó la cara e hizo sus necesidades; era extraño, en el baño tampoco habían ventanas.
Salió y se percató que en la mesita de noche se encontraba una nota con un reloj encima, la hoja decía lo siguiente:
¨Este es el itinerario de comida y baño, procura cumplirlo a cabalidad, el reloj es un regalo de mi parte para que puedas llegar temprano. PD: en el cajón inferior dejé ropa para que te cambies¨
El chico le hizo caso y se cambió de ropa; éstas eran unos pantalones jeans, una franela gris y unos zapatos deportivos. Luego de eso salió del cuarto y empezó a caminar por los pasillos, según su reloj faltaba media hora para el almuerzo, debía de apresurarse o no podría comer.
Al poco tiempo encontró a alguien a quien preguntarle, pero parecía algo extraña, caminaba sin rumbo con la mirada perdida; él no sabia si acercarse, y ante la duda decidió que mejor no. -Esa mujer probablemente sea lo que el promotor llamó un ¨desquiciado¨ - pensó Danniel. No reparó en ella y siguió caminando.
No tardó mucho en encontrar el comedor, éste era gigantesco, de un color gris, incluso las mesas y sillas eran de ese color, parecía uno de esos que se ven en las películas de carceleros. En aquel lugar había muchas personas, más de las que podía imaginar. Notó que muchos de ellos actuaban extraño: algunos hablaban o se reían solos, otros ni siquiera se movían, pero en cambio otros comían de lo más normal sin preocupaciones ni angustias, como si ese fuera un lugar común y corriente.
El chico fue hasta donde entregaban las bandejas con comida, le pareció extraño que la comida saliera por una especies de agujero en la pared, lista para comer, no había personas que las entregaran. -En fin el lugar es demasiado extraño como para prestarle atención a algo como eso- pensó el chico
De pronto mientras caminaba pensando el la ¨inmortalidad del cangrejo¨ un hombre salió de la nada y se le paró en frente, era enorme a pesar que Danniel era bastante alto, este tipo le sacaba mas de una palma, sin contar que cada antebrazo debía de pesar unos veinte kilos, parecía un oso grizzli parado en dos patas; además su apariencia ruda y el hecho que le faltaba una ceja no le ayudaba para nada.
-Dame tu comida- dijo el hombre, quien por cierto tenia un aliento del asco.
-¿Por qué debería? –preguntó Danniel
-En este maldito lugar no se puede repetir, y como ves quedé con hambre; además personas como tú deben de obedecerme, los nuevos solo sirven para eso- comentó el hombre.
-No te daré nada imbécil, esta comida es mía- Danniel lo miró a la cara y luego escupió la bandeja.
-No me importa que escupas mi comida igual la comeré- el hombre se acerco aun mas e intentó quitarle la bandeja a Danniel, pero este retrocedió a tiempo.
-Si tanto la quieres agárrala del piso- en seguida se dió cuenta que no debió de haber dicho eso, el ¨oso grizzli¨ se abalanzó sobre él intentando golpearlo justo en la cara, pero Dan lo esquivó, era mucho mas rápido y ágil.
En pocos segundos ya tenía a varios hombres alrededor de él, intentó correr, pero chocó con alguien y esta persona golpeó a otra. Todo sucedió en cuestión de segundos, la trifulca ya estaba armada, como si tiraras un cerillo encendido en un envase de gasoil
De un momento a otro las personas en el comedor empezaron a golpearse entre sí, el hombre que comenzó todo ya estaba en el piso inconsciente.
Las bandejas comenzaron a volar, unos peleaban, algunos corrían era un completo desastre, las alarmas comenzaron a sonar. Las salidas se cerraron
De pronto sintió que alguien lo llamaba pero no por su nombre, era muy extraño, algo le decía que volteara,- y por que no hacerle caso- pensó.
Giró su cabeza y vió a dos personas asiéndole señas desde una entrada de ventilación; era un hombre y una mujer, lo más raro es que la rejilla era bastante amplia lo suficiente como para pasar a gatas y de paso estaba al ras de suelo.
-Corre, corre- le decían las dos personas.
Enseguida aceptó, la idea era mucho mejor que quedarse parado a esperar que lo golpearan; pero había un problema: ellos estaban a unos 30 metros todavía.
Comenzó a correr, tenía que ser muy rápido, lo suficiente para salir ileso. Había recorrido un par de metros y vio como un hombre caía justo a sus pies, fue tan rápido que no le dió chance de reaccionar y tropezó con la cabeza de aquel individuo.
Como pudo se levantó, trastabilló un poco pero ya estaba de pie otra vez. La situación se había salido de control, parecía uno de esos juegos en donde peleas ¨todos contar todos¨, las alarmas aturdían, algunas personas se habían refugiado en las esquinas, unas lloraban, otras gritaban, otras sencillamente se golpeaban entre sí.
Sintió ganas de vomitar al ver como le destrozaban la cara a un pobre hombre- donde diablos están los cuidadores, acaso ellos no deberían de controlar este caos- pensó mientras continuaba corriendo.
Llegó a la rejilla y aprovechando el impulso de deslizo dentro, tardo unos segundo en acomodarse y poder entender la situación.
-Gracias por ayudarme- fué lo primero que se le ocurrió decir; estaba muy alterado por la situación latente.
-No me lo agradezcas ahorita, toma ponte esto-dijo el chico y me entregó una mascara de humo, y en ese momento Danniel no entendió el porque, pero él no tardé en explicarlo.
-Muy pronto soltaran un gas para dormirlos a todos, así todo volverá a la calma, pero no es bueno que lo inhales, puede afectar tu sistema nervioso-. Después que Danniel se puso la mascara, ellos hicieron lo mismo.
En escasos segundos un humo blanco comenzó a salir por detrás de ellos, era bastante espeso, lo suficiente como para impedir la visión. Ambos jóvenes se voltearon y comenzaron a caminar, la chica le hizo un gesto a Dan para que la siguiera y este acepto.
Caminaron agachados durante un rato, cruzaron un par de veces a la derecha, obviamente esto chicos se sabían de memoria el sistema de ventilación. Llegaron a una rejilla parecida a por donde Dan había entrado, el hombre líder la quitó y salieron por ella.
-Gracias por rescatarme, de veras mil gracias- comentó el chico.
El otro hombre solo volteó y lo miró de reojo; tardó unos segundos, luego señalo una silla y dijo- Jane, amárralo!
La chica se abalanzó sobre Danniel, lo agarró por el cuello y lo tumbó; no tardó mucho en doblegarlo. En un par de minutos lo tenia amarrado a la silla y con los ojos vendados.
Dan no se había resistido. El por qué de su retención era obvio- Otra vez no, el día de hoy he estado mas tiempo amarrado que libre- pensó mientras se lamentaba…
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Manicomio
Science Fictionla locura es contagiosa... que pasaría si de pronto despertaras en un manicomio pero no uno normal, un manicomio de personas con habilidades mentales sobrehumanas y con un promotor cruel y despiadado. ¿que hacer?, ¿como sobrevivir? ,¿por que yo? es...