SAMUEL

Día de Choques Y Presentaciones

Capítulo 4

Lenna Millward

Salgo a paso lento del salón que impartió mi última clase.

Que día de perros, por Dios

Mi cadera duele horrores y como predije un horrible moretón se adueñó de la zona. Bajar escaleras, subirlas, sentarme, pararme o hasta la simple acción de caminar fué una tortura.

Estoy tan lenta que cuando me dí cuenta que ésto iba a ser así durante todo el día salí sin desayunar, dejando todo preparado para la señora Susan pero no me quedé a acompañarla, alegando que tenía cosas que hacer y me había olvidado.

Llegué justo para cuando sonó el timbre de la primer clase y desde entonces evité moverme lo más posible. Tan centrada en otras cosas estuve que durante toda la jornada olvidé pedir prestado los apuntes que arruiné ayer.

Así que aquí estoy. Cojeando tras mi compañera de clase que al parecer tiene complejo de correcaminos, porque en un momento estaba atravesando las puertas del salón y ahora ya está llegando a las salida común del campus.

-Emm, discúlpa... - ¡Santo Cristo! ¿Cómo era su nombre? - Yo... Este... discúlpa -

¡óh no! Ya estaba llegando a la calle.

-¡Jhoana! - exclamo con un poco más de volumen del que hubiera querido. Pero se me estaba escabullendo y la iluminación de su nombre llegó justo a tiempo.

Da media vuelta y me mira con sorpresa, mientras yo doy todo de mí para terminar de llegar como una persona decente y no como el pirata pata de palo.

-Lenna - me dice con sorpresa y haciéndome sentir mal porque ella sí sabe mi nombre.

-Hola - pronuncio ahora un poco avergonzada
-Yo... disculpa que te moleste, pero me preguntaba si tienes los apuntes de ayer -

-Claro - dice amable, rebuscando en su bolso, mientras estamos paradas a un costado de los portones de acceso principal - hubiera jurado que te ví ayer en clases-comenta mientras me tiende sus ojas y miles de estudiantes pasan por nuestro lado.

-Sí, sí vine - aclaro sacando mi móvil para tomar fotos - pasa que me tomó por sorpresa y sin paraguas la lluvia y se me estropeó todo -

- Cierto, la lluvia - recuerda - No te oprecupes, puedes quedarte con ellos, yo pasé en limpio ya todo lo de ayer - me ofrece cuando ve que estoy tomando las fotos.

-¿Segura? Es sólo un momento y te los devuelvo -

-Que no chica, tranquila, yo ya lo tengo - me asegura con una sonrisa amable.

-Bueno, en ése caso, muchísimas gracias - digo aliviada.

-No hay de qué. ¿Tomas autobús? - cuestiona mientras comenzamos a caminar juntas hacia la acera.

Estoy por responder cuando escucho una voz grave a nuestras espaldas exclamar cuidado, seguido de un fuerte empujón que me desestabiliza habiéndome trastabillar y un gemido de dolor se me escapa cuando siento la presión y el ardor en mi cadera.

Unas manos se posan en mis hombros, evitando que siga yendo hacia adelante.
Me encovo ligeramente tratando de soportar el dolor de la sacudida y Jhoana posa su mano en mi antebrazo preguntándome si estoy bien.

-¡Perdón, yo venía caminado de espaldas y... Óh! ¡Eres tú! - cuando abro mis ojos que no sabía que tenía fuertemente presionados veo al chico que se está disculpando frente a mí.

Es de tez clara y facciones suaves. Sus ojos son verdes y su pelo es un oscuro profundo que lo hacen ver pálido. Es alto y muy bonito.

Lo detallo mejor y el no deja de verme con asombro y mis cejas se juntan cuando una media sonrisa se dibuja en su rostro.