Capítulo 25+

14.1K 487 61
                                    

Se pasa unos veinte minutos haciendo foto a todo aquello que ve. Yo ya me he calmado y estoy esperando a que acabe. Saca y guarda cosas y si me muevo alza la vista, enfadado.

— ¿Algo interesante?

— Sí, el informe de cómo matasteis a mi padre ¿te parece lo suficientemente interesante?

— Yo no le maté.

— Pues esto dice lo contrario.

— ¿Qué?

Me acerco sin pensar donde está él leyendo. Ignoro su mirada y hecho un vistazo al documento, solo me da tiempo a ver una supuesta firma mía debajo antes de que me aparte el papel.

— Yo no he firmado eso nunca.

— ¿Te crees que soy gilipollas? Tienes a tu nombre cinco hoteles y cuatro aviones, todo firmado por la princesita billonaria, la misma firma y tu nombre.

Nada tenía sentido y podía demostrarle que yo no tenía nada que ver, pero no me escucharía, lo veía en sus ojos. Se estaba equivocado por completo y estaba cegado por la rabia y el dolor.

Di un paso atrás y me encogí de hombros bajo su mirada.

— Nada de lo que diga te va a hacer cambiar de opinión, así que...

Me giré y caminé por la habitación durante unos diez minutos en los que él recogió todo después de acabar de fotografiarlo.

— Ven aquí.

Su orden fue clara, me giré y le vi mirándome, sentado en la silla de mi padre. Mis ojos bajaron a su cuerpo y una ráfaga de calor me invadió. Tragué saliva y me quedé donde estaba.

Él respiro hondo y con impaciencia, se incorporó y agarró la pistola con fuerza.

— Ven aquí. — repitió, despacio.

Yo hice lo que me decía, me acerqué hasta llegar a la mesa, pero él me señaló que me acercase más. Me puse delante de la mesa, le tenía de frente y su arma apuntando a mis piernas.

Sin decir nada, se acomodó en la silla, señalando su regazo. Mis cejas se levantaron, pero no puse objeción. Con indecisión, puse las manos en el respaldo y mis piernas a los lados de las suyas.

Parece que mi lentitud le desesperó, pues me cogió de las piernas y me sentó encima de su regazo. No pude evitar el suspiro que solté, mi cuerpo se hechó atrás y él recorrió su mirada por él. Mantuvo su mano libre en la parte baja de mi espalda.

— Has sido, el pecado del peor infierno que pude escoger...

Di un espasmo al notar el frío de la pistola sobre mi cuello, bajaba por mi cuerpo, abriendo la bata a su paso. Mi corazón empezó a latir tan fuerte que se notaba en mi pecho.

Me atreví a mirarle a los ojos mientras seguía bajando la pistola por mi cuerpo, puede que suene masoquista, pero estaba tan cachonda que dolía. Respiré hondo cuando desató el nudo del cinturón de la bata. Siguió bajando hasta que el frío llegó a mi clítoris hinchado y a estas alturas mojado de mis flujos.

— Y el pecado más fácil de cometer.

De repente acercó mi cara a la suya con tanta rapidez que me sobresaltó. Dejó el arma encima de la mesa y pasó sus manos por mi cuerpo sentándose de nuevo.

Sus dedos pellizcaron mis pezones, solté un suspiro entrecortado, notaba todo mi cuerpo demasiado caliente y el anhelo de su contacto me tenía muy mal.

¿Quería pararle? Pues no, la verdad, seguramente después me arrepentiré, pero supongo que da igual, porque en estos momentos esto es exactamente lo que quiero. Le he hechado de menos y cualquier tipo de afecto por su parte es bien recibido.

20cm de placerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora