•~One-Shots de Harry Potter~•

13. Sirius Black

Titulo: Divertirnos 

Advertencia: Ninguna 

Las manos de la pelinegra recorrían su cuerpo dejándose llevar por la música en esa discoteca, sus labios se movían cantando la canción en susurros. Las personas tanto hombres como mujeres la miraban con lujuria y deseo, cosa que la morocha sabia muy bien.

Unas manos rodean su cintura  por atrás bailando al compas de la pequeña cintura  de la chica. Ella mueve sus manos al rostros del hombre detrás suyo y se da vuelta para mirarlo de frente; sin palabras besa sus labios con pación enredando sus dedos en el pelo largo del chico; ella muerde el labio dejando que sus lenguas jueguen entre ellas.

 Ella se separa de el mirándolo con la respiración agitada y se acerca a su oído. - Acompáñame- Susurra y agarra la corbata del chico, el cual la sigue hipnotizado.

(...)

La luz que entraba a  la habitación despierta al pelinegro, su cabeza retumba de dolor; trata de acostumbrar sus ojos al sol de la habitación, cuando lo logra mira a su alrededor. El cuarto tenía una sola cama grande, sus sabanas eran estilo hippie. 

En el momento que repara  en su cuerpo descubre que no tiene ropa y esta estaba regada por toda la habitación; los recuerdos de la noche anterior llegan en su mente como pantallazos y suspira al recordar el cuerpo de aquella mujer pelinegra de tez bronceada y ojos verdes.

Sintió un olor a café y tostadas, se levanto de la cama y busco la ropa. Busco en sus pantalones su varita, al no encontrarla bajo las escaleras impaciente "talvez la chica la tiene" se tranquilizo a medias; y a medias porque no conocía a esa mujer para darle su varita. 

Entro a la cocina y al instante un hermoso aroma lo envolvió. La mujer  estaba de espaldas a el cocinando;  un vestido color crema vestía su anatomía con elegancia, la tela parecía de ceda. La mujer se dio vuelta para mirar al recién llegado y le regalo una sonrisa- Buen día, desconocido.

En una de sus manos sostenía una varita bastante peculiar para el pelinegro; era de un cristal transparente y parecía enrollada como un caramelo largo.—  Buen dia...— el chico se sentó en la mesa, ella puso un café en esta para que el la tomara, el pelinegro miro la taza con sospecha y ella soltó una leve carcajada.

— Tranquilo no esta envenenada ni nada raro— Lo tranquilizo pero igualmente el no tomo; ella suspiro y tomo la taza, tomando de ella.— ¿Lo vez? si quisiera matarte ya lo habría hecho.

El asintió y tomo el café caliente. Ella se sentó en la otra punta de la mesa mirando los movimientos del chico,,— Cuando te traje aquí no sabia que eras un mago, hasta que vi tu varita hoy a la mañana— Dijo con una voz tranquila y pacifica que le encanto al chico— la cual es extremadamente hermosa.— la ojiverde saca la varita del chico y la inspecciona por sexta vez en el dia— Un inicio cuadrado y con signos de alquimia...

La chica le lanza la varita y el pelinegro la agarra en el aire.— ¿Cómo te llamas? siento que te conozco.— Pregunta el chico mirando a la mujer.

— Isabella Ollivanders— dice con una sonrisa un poco apenada; la chica odiaba decir su nombre el cual la perseguiría hasta el final de sus días.— No es necesario que digas tu nombre Sirius Black— El hace una sonrisa ladeada al igual que la chica.

La chica cuando nota que Sirius había terminado su café, se levanta y le quita su taza para llevarla al lava manos, en menos de dos segundos siente la respiración del chico detrás suyo y el agarra su cintura— Seremos muy buenos amigos, Isabella.

— Ya lo creo, Sirius.