Luna Roja

Amor del pasado

-Concéntrate.- le comenta a Tamayo a Akaza usando su técnica demoniaca.-Ocúltame tus recuerdos más profundos.-

Ella comienza ver cuando Akaza conoce a Kyojuro y luego salta a cuando empiezan a entrenar. Suelta su mente.-Veo todo Akaza tienes que ser una trampa de acero o cuando el rey demonio te intente dominar de nuevo no tendrás ninguna oportunidad.-

Respira agitado.-Eso intento.-

-Si lee tu mente todo el trabajo que se hizo para ayudar a los cazadores se verá comprometido.-

Se tranquiliza.-Eso lose muy bien.-

-Porque no descansas meditando un poco, continuamos la siguiente noche.-

-Tss, yo nunca he meditado al menos no en esta vida.- Se levanta y estira la espalda.

-¿Estás diciendo que en la anterior sí?- Lo mira y recarga su mano en su mentón.

-Supongo, fui como un discípulo de un dojo.-Se termina de estirar.

-Fascinante, ¿qué tan recurrente se te regresan tus recuerdos?-

-Regularmente quizás dos o tres veces al mes.-Se queda pensativo.-Lo que me intriga es ese chico pelirojo por más que trato de recordar su nombre nunca lo logro.-

-¿Algún amigo?-

-Un amor mas bien.-La expresión del demonio se torna nostálgica.-Quiero saber su nombre para siquiera visitar su tumba si es que existe.-

-Entiendo bueno si recuerdas algo, quizás pueda ayudarte a encontrar su lugar de descanso.-

-Gracias.-Hace una reverencia.-Me retiro.-

-Practica tu meditación, inténtalo solo busca un lugar tranquilo, respira y despeja tu mente.-

Suspira pesadamente.-Esta bien.-

Akaza salió del escondite de Tamayo para dirigirse a un lugar más tranquilo tenía la mitad de la noche libre. Así que estar en un lugar donde no tenga distracción, recuerdos de su pasado o algún demonio indagando su mente le hacía bien. Llego a una cascada donde el agua corriente le hacía un ruido envolvente en el ambiente, se subió a un árbol, sentándose en una rama y quitándose su chaleco para dejarlo colgado en una rama más arriba.

Respirando profundo cierra los ojos, se recarga en el tronco del árbol, el ruido blanco de la cascada lo termino por relajar algo muy raro en su inquieta naturaleza.

Akaza se desconcentra rápido.-Agh, que difícil es.-Mira hacia el cielo viendo la luna, su luz azul pastel le volvió a dar una calma que él no podía explicar ante el recuerdo fresco de ese viejo amor le pide a la luna. -Por favor quiero recordar su nombre.- Cerrando ojos para despejar su mente una vez más.

Abrió los ojos, pero este ya no estaba en la cascada, si no en el interior de un doyo.-Qué.- Mirando su atuendo era un traje de arte marcial.

-De nuevo te distraes.-Le sonríe un hombre amable con el mismo traje.-Recuerda que debes retirar con tu respiración cada pensamiento que se te viene. Despejar la mente aun en las peores circunstancias te ayudara a tener la victoria, tú problema es ser demasiado impulsivo.-

-ESO NO ES VERDAD.-Le reclama.

Rie levemente.-Ay, Hakuji bueno sigue intentando.-Saliendo del Dojo.

Respira profundamente, pero su concentración es interrumpida de nuevo por alguien entrando al Dojo.

-No eres impulsivo.-

Abre los ojos al oír la voz, sus pupilas brillan al ver al chico de cabello rojizo con los ojos dorados rojos.-Tú.-Lo dice casi en voz baja.

Pasa y se sienta enfrente algo lento.-Tu espíritu es muy inquieto, pero eso no quiere decir que no pueda tranquilizarse.-

-Tss, lo dices tú porque eres tranquilo.-

-Pero no es porque yo quiera.-Le saca la lengua.

-Je, déjame entrenar.-

-No vine hasta aquí ahora me quedo.-Recuesta la cabeza en la en el regazo del ahora peli-negro.

-¿Cómo te sientes hoy?-

-Solo es el día en que hoy estoy mejor pero mañana estaré peor.-Tose un poco.

-Ya veo pero si mañana estas peor entonces yo iré a visitarte, te llevare tus pergaminos favoritos.-

El peli rojo le sonríe.-Gracias.-

Abren la puerta del Dojo...

-Yuki, Al fin te levantas de tu cama.-

El chico se levanta para quedar sentado alado de su enamorado.-Si padre estoy mucho mejor.-

-Qué bueno, ven ayúdame con la cena y deja a Hakuji entrenar.-

-Está bien.-Se levanta no sin antes ser ayudado por el hombro de Akaza-Hakuji.-Tu puedes.-

Mientras Akaza-Hakuji mira al chico irse de la habitación su nombre resonó en su mente.

Akaza Abre los ojos de golpe.-Qué mierda.-Mirando la luna.-¿Tú lo hiciste?-Se recuesta más en su sitio.-Así que su nombre era Yuki.-

-Debo ir.-Tomo su chaleco para ponérselo de vuelta, corrió de nuevo al escondite de Tamayo. Queria decirle su nombre ahora que estaba fresco, entra azotando la puerta deslizante.

-Akaza.-Se sobre salta la mujer.

-He recordado su nombre.-Llega algo eufórico.

Tamayo escribe una carta y la manda en su minino.-Listo di toda la información a alguien de confianza de la cede de cazadores. Él se encargara de buscar todo lo que pueda sobre Yuki.-

Hace una reverencia.-Muchas gracias.-

-Me podrías agradecer, aprendiendo a meditar.-

-Oh vamos mujer.-Le reclama.