Soy Un Monstruo (1)

Capítulo 7: Muerte y Desesperación

Pasaron varias semanas hasta que Link finalmente se sintió con el valor suficiente como para dejarse ver por el pueblo, nadie pareció prestarle atención, en cuanto los chicos se vieron ella lo evitó y el chico se fijó en las cicatrices de los brazos de Ilia sintiéndose culpable y sin poder evitarlo salió corriendo, Iván lo vio alejarse.

Link se encontraba en la fuente de Ordon, cuando escuchó los pasos de alguien que se acercaba, se giró para ver quien era, –ah, eres tú Iván –dijo él –hola Link –respondió el niño –¿Qué haces aquí? –le preguntó el pequeño con curiosidad –nada –respondió el muchacho simplemente, Iván se sentó junto a su amigo a la orilla de la fuente y lo miró atentamente, el chico había cambiado mucho desde que había regresado al pueblo después de todo lo ocurrido, se había vuelto mucho más serio y reservado –¿Estás bien, Link? –le preguntó preocupado –sí, no es nada –contestó el chico mirando deliberadamente hacia otro lado incapaz de mirar al pequeño, –¿Seguro? –insistió el niño –ya te dije que estoy bien –respondió él tajantemente, Iván lo miró asustado y sorprendido –sólo quiero ayudarte, Link –explicó su amigo –no hay nada que puedas hacer por mí –le dijo Link con voz sería –por favor –volvió a insistir el pequeño, el gruñido volvió a resonar en el pecho del muchacho, al notarlo el niño lo miró aterrorizado, el gruñido se iba haciendo cada vez más fuerte, hasta que el chico se transformó, el lobo soltó un feroz gruñido mostrando los colmillos,

Iván retrocedió con temor, temblando de pies a cabeza, la bestia arremetió contra el niño atacándolo violentamente –no... No lo hagas... Link –pidió el pequeño débilmente con las últimas fuerzas que le quedaban, el lobo sacudió la cabeza, al percatarse de lo que había hecho soltó otro desgarrador aullido de dolor, volviendo a su forma humana, tomó a Iván en brazos pero ya era tarde, el niño había muerto debido a la pérdida de sangre por una profunda herida en su cuello, que tiñó el agua de la fuente, miró el cadáver del pequeño sintiendo como lágrimas de dolor comenzaban a caer por sus mejillas, –esto no puede ser –pensó Link con desesperación, el muchacho no supo como volvió al pueblo ni como les dio la noticia a Julie y Moy, pues en ese momento Link ya no sentía nada, se sentía vacío por dentro, ya nada tenía sentido, volvió a su casa.

Al traspasar el umbral de la puerta principal, el muchacho cayó de rodillas profiriendo un gritó de rabia y dolor que casi le desgarró la garganta mientras un par de lágrimas escapaban de sus ojos, corrió hasta su habitación, cerró la puerta, recargándose en ésta unos segundos sollozando y sin poder contener más sus lágrimas se tumbó en la cama abrazando la almohada llorando,

dejando que la tristeza lo embargara por completo, sus lágrimas caían por su cara empapando la almohada, un sollozo estrangulado escapó de sus labios, lloró hasta que se quedó dormido.