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Han pasado 3 años desde la muerte de Kakyoin y Jotaro lo sigue buscando.
Ahora tristemente para él, el mar se ha vuelto en revoltijo de sentimientos, era aquello que le dio paz algún momento, pero ahora era aquello que le arrebató lo que más deseo un día.

No hubo aviso, no hubo señal, no hubo nada que le diera indicios de su turbia decisión. Simplemente se esfumo de la noche a la mañana.

Ser recibido en casa con una noticia así.
"No ha vuelto desde anoche, dijo que saldría a visitarte, Jotaro, pero no fue así... ¿Verdad?", ver a la madre de su apreciado amigo llorando, sin consuelo alguno y apenas su padre manteniendo la compostura. No eran buenas señales.

Y claro que no lo fueron.

A la mañana siguiente se supo por varios testigos que Kakyoin había salido en una dirección demasiado contraria a la del hogar de Kujo. Con cámaras de seguridad finalmente se supo del destino de Noriaki, un barranco al mar. Había llegado a la noche, y a la mañana... Nada. Solo el ruido de las olas chocando contra la tierra.

No había más cámaras, no había rastro de él en ningún lado aunque intentaran buscar hasta debajo de rocas y el mismo mar. Kakyoin se había ido, un presunto suicidio, apenas pudo tener tiempo de asimilar la noticia cuando fue entrevistado y una investigación nació.

Los meses pasaron, el dolor aún permanente se llevó todo con el, la vida de la madre de su amigo y dejando a su padre en una muy mala situación. Que ni con ayuda podría superarse, siendo crueles, pero realistas, el hombre tampoco parecía tener un final feliz.

Poco después, el caso se dio por cerrado, aún sin haber encontrado el cuerpo del chico. Lo que era extraño, solo se esperaría que el cuerpo no llegara a las costas por obvias razones y evitarse malas noticias.

Ahora estaba graduado, comenzando la universidad y sus deseos de saber del océano de forma más profesional. Con lo que le quedaba de fuerza y tranquilidad, quería proseguir con su vida. Pero parece que el océano tenía más secretos de lo que esperaba, y unos muy oscuros.

Ahora los cuentos no eran solo eso, eran la realidad que tenía frente a sus ojos. En medio del mar, siendo su único espectador, seguramente no sería tratado con seriedad, pero no los culpa, ¿Quién le creería esto?

"Jojo... ¿Estás solo en medio del mar? ¿No temes perderte?", esa voz. Esa cara, su sonrisa y cuerpo. Eran idénticos. "Pero no te preocupes, estoy para guiarte".

"Kakyoin...", ¿Qué decir en ese momento? Tal vez solo era un marinero que perdió los estribos y enloqueció en su infinita investigación del mar. "Has vuelto..."

Movió su singular cuerpo bajo el agua.
Una bella cola llena de escamas que se revolvía entre lo oscuro bajo el, "He vuelto".