ATLANTIS | BEN BARNES (4)

28 | REAL LIFE

Madison dejó caer la copa de vino sobre la gran encimera que había en medio de la cocina antes de arrastrar los pies hacía la sala. El departamento en Nueva York era increíble, como todo aquello que había podido soñar estando en sus veinte y apenas comenzando en la actuación. Pero ya no tenía veinte. Y en Nueva York no estaba Ben.

La soltería era algo a lo que se había desacostumbrado completamente y no sabía muy bien como lidiar con todo lo que estaba viviendo de la forma correcta. El divorcio, la mudanza, y el nuevo boicot al estreno de The Exception. Supo que la prensa y la opinión pública le iban a condenar cuándo se supiera lo que había pasado esa noche, pero jamás pensó que los fans podrían llegar al extremo de perjudicar un trabajo en dónde estaban involucrados muchísimas mas personas. Pese a su co- estrella, Jai, le había declarado que se quedará tranquila, y que mantuviera la calma, sabía que todos en la productora de la película no estaban teniendo un buen tiempo, y gracias a ese nuevo escándalo, su próximo trabajo en cintas como Mamma Mia peligraba estrepitosamente.

Su carrera peligraba.

Paso una mano por su rostro antes de agarrar su celular y caminar hacia los grandes ventanales que tenía su sala. Miró por unos segundos el mundo de edificios y la cantidad de autos que había en la avenida debajo de ella para suspirar. Le estaba costando adaptarse a eso: la soledad, la vida rápida que los newyorquinos llevaban y un nuevo país. Pero también sabía de alguna forma que debía alejarse de lo que Inglaterra y Londres representaban: un amor que ella misma rompió.

Sonrió ligeramente al mirar el cielo despejado. Extrañaba los días lluviosos.

Desbloqueo su celular para moverse hacia la aplicación de mensajes y su dedo tambaleó sobre el contacto de Ben. Finalmente después de una larga respiración y varias lágrimas contenidas en sus ojos ingreso en el chat que tenía por nombre Love 💕

madison

Te extraño. Nueva York es diferente.

Visto 19:23.

Madison bloqueó su celular nuevamente sabiendo que Ben no le iba a responder. No lo había hecho con los mensajes anteriores. Sabía que tenía orgullo. Que tenía honor.  Sabía que ya no debía hacer eso, que no debía escribirle, pensarle, ni darle like a sus publicaciones en Instagram o estar atenta a sus Live's, pero simplemente no podía evitarlo. No sabía cómo dejarle ir porque había caído en cuenta de que si no se seguía enviando aquellos mensajes que no tenían respuestas debía reconocer lo que había pasado.

Lo había perdido.

Y no había más culpables que sus acciones.