-8-

3 0 0
                                    

La luz de la ventana me pega en el rostro, levanto la sabana tapándome. Pronto el celular comienza a sonar y bufo.

–Hola –contesto de mala gana.

–Buen día señorita –reconozco la voz del señor Jones al instante.

– ¿Señor Jones? –Pregunto confundida– ¿Necesita algo? –Me siento en la cama y agarro con fuerza el celular.

–Vístase, iré a recogerla en una hora –Dice y cuelga.

Me quedo mirando el celular anonada ¿Qué diablos acaba de suceder?

Me quedo sentada en la cama mirando la ventana tratando de que salga de mi alguna reacción.

Por inercia me levanto y voy hacia el baño, me ducho rápidamente y con la toalla aun en mi cuerpo me siento en la cama y trato de pensar qué demonios hare ahora. Tengo unos veinte minutos antes de que el maldito loco pase por aquí, un momento.

< ¿Cómo demonios sabe donde me hospedo?>

Bueno, cabe recalcar que en este pueblo no existen muchos hostales, pero va que no es el único tampoco.

Suspiro y comienzo a prepararme, lo único que sé que no quiero es que el señor Jones me encuentre en toalla.

–Buen día señorita Esposito – el hombre detrás de él se endereza y me mira, entre atento y estupefacto – ¿le importaría si la llevo a desayunar?

– ¿Qué necesita señor Jones? –pregunto hastiada. En el poco tiempo que he estado con el pude darme cuenta que es un ser insoportable que no descansa hasta conseguir su objetivo y que siempre tiene intensiones ocultas, ningún acto es fortuito, podía ser realmente irritante.

–Soy Ethan Green, es un gusto –al ver que el señor Jones no tenia intensión de presentarlo el extraño extiende su mano hacia mí, la tomo y lo saludo.

–Helena Esposito –Vuelvo mi mirada a el señor Jones que sigue mirándome impaciente en busca de una afirmativa. Al notar mi resistencia su compañero intenta cortar el ambiente tenso.

–Querríamos saber si nos daría la oportunidad de charlar con usted sobre unos asuntos que nos inquietan respecto al proyecto que le encomendamos –explica Ethan que no parece mucho mayor que yo.

Aun con desconfianza miro al señor Jones que comienza a impacientarse, asiento y rápidamente se subimos al auto detrás de ellos.

El auto huele a cigarrillos y con disimulo arrugo la nariz, conduce hasta las afueras del pueblo donde encontramos un bar y se detiene, me pide que salga y confundida me bajo del auto.

–Espéranos aquí cariño, volvemos en cinco minutos, he olvidado que tenía que atender un asunto urgente– dicho eso arranca nuevamente y con rapidez desaparecen de mi vista.

Me quedo estupefacta en aquel lugar, la furia comienza a apoderarse de mí y debato mentalmente si llamar al señor Levine para pedirle que le asigne otro proyectista al señor Jones o tragarme el mal momento y terminar lo más pronto posible.

Cansada de tanto pensar y aun medio dormida desisto y entro al bar, pido una mesa y algo para desayunar, estoy famélica.

Después de veinte minutos y dos cafés me levanto de la mesa con ganas de ahorcar a cualquiera que se me cruce, salgo del bar y me quedo de piedra cuando veo el auto del señor Jones frente al bar. Junto al señor Jones y Ethan se encontraba un hombre robusto, de piel clara y cabello negro azabache, se encuentra de espaldas a mi por lo que aun no puede verme, pero Ethan y el señor Jones rápidamente me ven y se callan lo que hace que el extraño hombre se de vuelta y me mire.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 25, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora