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Con tanto por hacer no había tiempo para distraerme, Kassie y yo nos matriculamos en la universidad Estatal de Manchester ella se inscribio en la carrera de ingenieria civil, yo opte por la arquitectura.

Al graduarnos de una secundaria tecnica conociamos los rubros y tomamos cierto gusto por ellos, empezariamos las clases en un mes pero ambas decidimos tomar un curso intensivo de frances en las clases nocturnas de la universidad. Kassie estaba trabajando en una librería, yo logré encontrar un trabajo como proyectista en un pequeño despacho de arquitectura, y entre una cosa y la otra apenas si teniamos tiempo de respirar, por suerte Richard nos visita casi a diario, almorzamos juntos y los fines de semana recorremos alguna parte de la ciudad, eramos jóvenes ansiosos por conocer esta nueva ciudad y no nos íbamos a quedar sentados.

—Bueno, ¿a donde vamos hoy? —pregunto con mi café en la mano, sentada en la barra y con toda la intensión de dormir otro par de horas.

—Tenía pensado que hoy podíamos recorrer el bosque —Kassie me mira y luego a Richard, ya habían pasado tres semanas desde nuestra llegada y aún no habíamos visitado el bosque —o podemos ir a la playa, es lo mismo —finge desinterés pero claramente ví su intención, ella quería buscar un lago, una entrada.

Esto era lo que me gustaba de esta ciudad, en un extremo se encontraba un hermoso bosque y del otro una hermosa playa mirando al océano atlántico.
—Prefiero el bosque —digo y miro a Richard, esperando que no se le ocurra contradecirme.

Él solo rueda los ojos— esta bien, el bosque —dice con desgano, nos conocía demaciado como para creer que podía contradecirnos.

—Entonces duermo unas horas más y al medio día nos ponemos en marcha —termino, eran apenas las siete de la mañana así que me levanto y voy hacia mi habitación.

—No —apura a decir Kassie —vamos ahora, el dia esta fresco y tranquilo, aparte tengo cosas que hacer luego —anuncia con un aire misterioso. La miro pero no pregunto, solo asiento y vuelvo a mi habitación para prepararme.

Después de media hora de dar vueltas salimos, caminamos unos 15 minutos hasta que nos topamos con el final de la calle y el principio del bosque, nos adentramos sin miedo hasta que una hora más tarde nos cruzamos con un rio que, intuyo, desembocara en el mar. Decidimos parar y tomar un descanso allí mismo, Kassie saca la manta, la coloca en el suelo mientras Richard y yo sacamos nuestro desayuno improvisado.

Luego de comer voy directo al rio y sumergo mis piernas hasta que el agua me llega a los muslos y mi vestido se mueve al son del viento. De pronto siento un escalofrio y mi cuerpo se tensa, busco algo entre los arboles pero no hay nada solo estamos nosotros y sin embargo no puedo quitar de mi mente la sensación de estar siendo observada, vigilada. Luego de unos minutos de intenso silencio me relajo y sigo jugando con el agua del rio.

—Lena, vamos a caminar por los alrededores, ¿te quedas? —pregunta Kassie, a lo lejos veo a Richard mirarme con esperanza en sus ojos, me río internamente, se que espera poder pasar tiempo a solas con ella así que decido quedarme y dejar que ellos pasen tiempo juntos.

—Si, claro —respondo —solo no tarden mucho. —

Observo como rapidamente ambos desaparecen de mi vista, vuelvo mi atención al rio cierro mis ojos y camino lentamente sumergiendome cada vez mas, cuando el agua llega a mi cuello me detengo y abro mis ojos.

El agua levemente fría eriza los vellos de mis brazos, entierro mis pies en la tierra para que la corriente no me arrastré y me quedo en silencio, luego de unos segundos empiezo a escuchar los sonidos del bosque, el ruido de los pajaros, las ramas de los arboles golpeandose entre si, la corriente del agua llevandose todo a su paso, una rama quebrarse... un momento.

El despertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora