Al poco tiempo sabía perfectamente como Erwin prefería su café: negro, una cucharada pequeña de azúcar. Su sándwich: tostado, pero no tanto, un minuto bastaba. Dos rebanadas de jamón y una de queso, solo un poco de mantequilla. Mermelada en el borde del plato, un cuchillo para que él mismo la unte a su gusto.
Por último preparaba los huevos revueltos, debía usar tres huevos, apenas una pizca de sal. Jugo de naranja, natural, nada de bebidas frías por la mañana. Es malo para el metabolismo, decía Erwin.
Sonrió, consiguiendo curioso que ya supiera estas cosas y muchas otras. Como la cantidad de calcetines limpios que le quedaban, los trajes que debían ser llevados a la tintorería la próxima semana, los zapatos que debía lustrar.
Suspiró, tomando una taza de té entre las manos.
Caminó descalzo por el piso de parquet, se detuvo a mirar el amanecer por el ventanal. El cielo azul y naranja.
Las aves que le gustaban a Erwin llegaron poco después, batiendo las alas y metiendo el pico en el plato de comida que Levi había dejado la noche anterior.
Hacía mucho frío en las mañanas, clima de montaña. No era un problema cuando estaba rodeado por los brazos de Erwin, hundidos bajos las sábanas, o cuando se sentaba en el sofá con una manta y una taza de té entre las manos.
Todo era muy pacífico, tranquilo, no había un solo aspecto que no le gustara acerca de vivir con Erwin. Ni siquiera que dejara el piso del baño mojado al salir de la ducha, o su maletín y prendas de ropa tiradas en cualquier lugar. No era extraño que muchas veces no recordara en dónde había dejado las llaves del auto o cualquier otra cosa.
Apolo meneó la cola a su lado, olfateando sus piernas en modo de saludo. Sus ojos negros como escarabajos, brillando. "También te ves feliz..."murmuró "sin todo ese humo de cigarrillo apestoso cuando está Kenny en casa..."dio un sorbo a su taza.
El perro lo miró fijamente, su cara peluda se tornó seria.
Tragó con amargura. En cualquier momento regresaría su tío ... ¿qué harían entonces? Miró hacia abajo con tristeza. ¿Explicarle todo a Kenny? ¿Lo entendería? "No lo creo..." se le escapó en voz alta, hablando solo.
Unos brazos lo rodearon por atrás, el peso de Erwin recayendo a medias sobre él, dándole un beso en el cuello.
"¿De qué hablas, cielo?"
Sonrió, reconfortándose con el calor del cuerpo de Erwin atrás de él. "¿Espiándome?", giró la cabeza sobre su hombro, dándole un beso en los labios.
"Solo soy curioso"
"Pensando en voz alta. Disparates. No tiene importancia"
"Cielo..."
No quería arruinar la mañana hablando acerca de Kenny y de lo que pasaría cuando regresara. "Vinagre, se está terminando. No hay suficiente para limpiar el piso"
Erwin lo apretó con más fuerza, hundiendo la cara en su cuello. "Iremos de compras. Compraremos todo el vinagre que quieras. ¿Te preocupa algo más? Mi príncipe de la limpieza y el orden"
Levi sonrió, entretenido.
"Pídeme el vinagre que quieras, el té que quieras, los besos que quieras"un beso en su mejilla, uno en su cuello. Tanteó debajo de la camisa, acariciando los testiculos de Levi. "Me enloquece que estés siempre sin ropa interior" un beso cerca de su oreja provocó que arqueara el cuello. "Quieres volverme loco"
"Vas a hacer que tire la taza de té"
Erwin lo ignoró, dejando más besos en la piel blanca. Desabotonó la parte superior de la camisa que Levi se había apropiado.
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Ackerbond
FanfictionLevi vive con su tío Kenny y un perro policía. El día que conoce a su nuevo profesor Erwin Smith, comienza a tener ganas de vivir su primera experiencia sexual