Capítulo #3

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Me siento solo.
Incluso cuando estoy rodeado de personas.

De hecho me siento más solo cuando estoy rodeado de personas.

Veo a todos avanzar, al tiempo correr y yo solo... existo.

Siento mi cuerpo tensarse y a las personas hablar, a veces hablar sobre mí.

Siento que la persona a mi lado me hace preguntas y mi boca responde sin titubear.
Pero por alguna razón yo no estoy en el mismo espacio que todos y no soy yo quien responde esas preguntas.

No quiero estar aquí.

Siento mis ojos arder.
Quiero llorar. No sé por qué. Tal vez sea por las personas a mi alrededor o porque no me siento bien.

Definitivamente, no me siento bien.

Siento a alguien viéndome. Miro hacia arriba y dos pares de ojos me ven por el retrovisor.
Entonces un malestar familiar se instala en mi pecho. Enojo.

—Josh, ¡Por Dios! Deja de mirarme.

—Josh, ¡Por Dios! Deja de mirarme

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(Horas antes)

Louis llegó al hotel algo alterado por su discusión con Simon.

Harto de todo, decidió saltarse la comida para irse a su habitación a dormir.

Cuando llegó su habitación, sus maletas se encontraban en la puerta. Recién las habían traído de Suiza.

Le había pedido a su vecina, Aria, que le hiciera unas maletas y se las enviara.

Aria, la viejita que vive enfrente de su casa, era su único contacto humano en estos últimos dos años. A veces lo invitaba a tomar té porque no lo veía salir de su casa en días y Louis felizmente aceptaba, pues ella era muy amable con él.

Suspiró agradecido cuando abrió la maleta y encontró todas sus pertenencias muy bien acomodadas. Aria era muy organizada y él también. Abrió las bolsas laterales y encontró una cajita con un par de anillos de oro, también está muy agradecido de que haya recordado empacar sus anillos especiales.

Puso el anillo más grande en su dedo pulgar y sacó una cadenita pequeña y discreta de oro donde colgó el anillo más pequeño y lo sujeto a su cuello.

También sacó un camisón blanco para dormir que le llega a las rodillas y se lo puso.

Camino descalzo hacia su cama y se escondió entre las sábanas. Louis tenía todos sus planes de dormir y descansar correctamente, pero su subconsciente no tenía los mismos planes, pues al momento de cerrar los ojos y empezar a dormir lo primero que vio fue a su madre.

Johannah se preparaba para ir a trabajar y Louis la veía atentamente rogando con la mirada que no se fuera.

—Mamá, por favor no te vayas. No quiero estar solo.

¿Louis? [L.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora