¿Louis? [L.S]

Capítulo #10 [1/2]

(2016)
(Pasado)

Louis llevaba casi tres meses viviendo en Suiza.

Había comprado una casa en un muy pequeño barrio en una zona rural, no muy lejos de la ciudad, pero lo suficientemente escondido para no toparse a ningun fan.

El lugar era simplemente perfecto, había muchos árboles y la nieve era abundante, las casas eran mayormente grandes, pero la de él era algo pequeña.

Parecía un típico barrio de zona rica para viejitos. Era prácticamente una foto de revista de bienes raíces.

Louis sólo salía de su casa una vez al mes a hacer su compra mensual de alimentos enlatados y comida para calentar. Su casa estaba completamente equipada para no salir de ella.

Cada rincón de la casa estaba alfombrado y llena de algo cálido, pero esto, por alguna razón, hacía sentir que el lugar estaba tan vacío.

Aria; una viejita que vive en frente de la casa de Louis, lo observaba. Notaba cuando el ojiazul salía de su casa cada mes y ella trataba de hablarle al ser una persona muy amigable, pero este simplemente la ignoraba o no notaba su presencia por más obvia que fuera.

Aria había vivido en esa casa casi toda su vida, se había casado a los 19 años y se había dedicado a cuidar de su hogar desde ese entonces.
Aria nunca pudo tener hijos a pesar de desearlos tanto. A la edad de 23 años su doctor le dijo que era infértil, eso la deprimió mucho. Pensaba que su esposo la dejaría, pues en esa época una mujer que no puede tener hijos era una mujer inútil, pero su querido Alfred la amaba y aún si ella no podía tener hijos él se quedaría con ella a pesar de todo.

Eso ocasionó múltiples peleas contra la familia de su esposo, pues insistían en que él la abandonará, pero eso nunca sucedió. Alfred prometió amarla hasta su último aliento y así fue.
Una noche cálida, cuando la primavera estaba terminando y se dieron las 12 de la noche Alfred se acostó en su cama y murmuro un “te amo” mientras apagaba las luces.

Soltó su último suspiro de vida esa noche, dejando por primera vez a Aria sola. Sin haber roto su promesa de amor.

Desde esa noche Aria no se había lamentado de su vida pues la vivió con quién quería. Y tranquilamente esperaba en esa misma casa un día volver a reencontrarse con su querido Alfred.

Pero por ahora Aria se dedicaba a leer libros y a socializar con sus vecinos, curiosa de su nuevo vecino.

La primera vez que la viejita tocó la puerta del ojiazul nadie le abrio, pero alcanzó a distinguir el olor de la marihuana, haciendo que se alejara con disgusto.

La segunda vez que tocó la puerta un Louis increíblemente malhumorado le abrió, haciendo que Aria se sorprendiera, pero no retrocediera.

Pronto Louis encontró reconfortante la presencia de Aria, permitiéndole pasar a su casa y visitar la de ella.

Poco a poco el olor a droga fue disminuyendo mientras más visitas recibía de Aria.

Aria detectó rápidamente lo que le pasaba al ojiazul, o por lo menos tenía sus sospechas, pues ella lo entendía. Entendía su forma de vestir, su repudio a las personas y su especial prohibición al contacto.

No le fue difícil notar el comportamiento de Louis. No le fue difícil saber qué líneas no podía cruzar y qué cosas no podía hacer, haciendo que Louis cada día se sintiera más cómodo con su presencia.

Entonces, cuando los meses pasaron y su amistad se hubiese formado Aria llegó a la casa de Louis y éste la recibió con té y pastel.

La viejita se sentó en el pequeño comedor y miró al ojiazul un buen rato hasta que habló, confiándole su historia a alguien más que a Alfred.