El segundo libro de la serie Ascension.
Después de la ascensión de Lexa al Trono de Polis, ahora debe liderar la Coalición de los Trece Clanes en la guerra contra Mount Weather.
Los Hombres de las Montañas ahora son libres de reclamar las tierras de...
Lexa me había honrado con la ejecución del presidente Cage. Sabía que necesitaba ver su vida llegar a su fin, esa pieza por pieza que había comenzado a reclamar lo que La Montaña me había quitado, lo que nos había quitado a todos.
No perdimos el tiempo para encontrarnos con el resto de nuestra gente en los túneles. Me comuniqué por radio con Bellamy para obtener una actualización sobre su progreso, la evacuación estaba tomando tiempo. Aquellos que estaban prisioneros resultaron heridos o demasiado débiles para luchar cuando las oleadas de The Reapers atacaron. Necesitábamos llegar a ellos lo más rápido posible.
Cuando nos acercábamos rápidamente a las siluetas en la distancia, un rugido retumbó a través del túnel. El gruñido de batalla de The Reapers fue inconfundible. Nos detuvimos en seco, sabiendo que teníamos que detenerlos para que nuestra gente pudiera concentrarse en la evacuación.
Lexa ordenó a sus guerreros que se prepararan para el combate, con sus espadas preparadas para el ataque. Miré el reloj que ahora marcaba treinta minutos restantes en su cuenta regresiva. Lexa vio la mirada de preocupación en mis ojos, "Todavía tenemos tiempo, Clarke".
Asentí en respuesta, "¿No se supone que Lincoln tiene más explosivos escondidos?"
"Me temo que fue un regalo único de Raven dado el corto período de tiempo de este plan". Respondió Lexa.
Miré mi espada y luego las armas encerradas en mi cinturón. Al elegir las armas de fuego para defender nuestra posición, le sonreí a Lexa, "Estas deberían ganarnos algo de tiempo".
"¿Cómo está tu puntería?" Lexa desafió como la primera ola de Reapers pudo verse. Disparé cuatro rondas en todas las marcas.
Lexa le devolvió la sonrisa, "Muy buena como siempre, Skaigada".
A medida que descendían más Segadores, nos movimos para atacar. Tomé la mayor cantidad posible de abajo hasta que se acabaron las balas. Sacando mi espada, empujé hacia adelante, hombro con hombro con mi Guerrera Comandante.
Chocamos nuestras espadas contra las de ellos, sacamos su sangre en el fragor de la batalla. Atacaron y cayeron. Ellos empujaron contra nosotros y nosotros empujamos hacia atrás, nunca cediendo.
Atrapé la mirada de Lexa muchas veces mientras la pelea continuaba, cada vez fue seguida por la más leve de las sonrisas. Me miró con tanto orgullo que me sentí honrada de que nunca se rindiera conmigo.
Mientras luchábamos codo con codo por la libertad de nuestra gente, comencé a sentir una sensación de esperanza por primera vez desde que The Shadow Bloods había tratado de aplastar mi espíritu. Tal vez el futuro deparaba la promesa de mejores días para la Comandante Trikru y su Guerrera Skaikru.
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Nuestras espadas continuaron reteniendo a Los Segadores, pero más y más descendieron sobre nosotros. Estábamos empezando a quedarnos sin tiempo.
