02||𝘽𝙤𝙙𝙖

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"Si hay alguien que aquí se oponga que no levante la voz.
Que no lo escuche la novia."

Ese día parecía llegar más pronto que tarde, Atsumu apenas había vuelto a  encontrarse con ese lindo chico que le había robado el aliento hace tantos años, pero se topó con la noticia de que se casaría

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Ese día parecía llegar más pronto que tarde, Atsumu apenas había vuelto a  encontrarse con ese lindo chico que le había robado el aliento hace tantos años, pero se topó con la noticia de que se casaría.

Maldita sea la mala suerte con la que le toco nacer. Hinata Shouyo era su tipo de chico ideal; bajito, guapo, altamente adictivo y sonriente, y la cereza del pastel era que poseía el mismo amor al voleibol que él. No mentiría al decir que el conocerse tuvo mucha influencia de su parte, la conmoción que sintió al verlo saltar desde el otro lado de la red lo había hecho sentir en el cielo. Es una pena que ahora otro fuera el dueño de su amor.

Cuando conoció a Kageyama en la concentración de invierno supo que no le agradaba, ni como jugador ni como persona, bueno, quizás si no tuvieran la misma posición pudo haberle agradado, porque había que admitirlo; sus remates eran impresionantes.

El día que se vieron en las nacionales le provocó sentimientos de ira dentro de si, quería ganarle, quería demostrarle que era mejor que él. Ese maldito mocoso era un santurrón, creído y odioso.

Lo único que tenía de bueno y que le interesaba era el pequeño de hebras naranjas y ojos marrones que tenía siempre a su lado. Ese bendito ser había sido enviado desde el cielo para demostrar que Dios no se olvidaba de sus hijos y le había permitido verlo, ¿qué precio le había costado verlo? Esperaba que no se lo cobrarán en el futuro.

Conocer a Shouyo era lo que siempre estuvo esperando y que jamás le había reclamado al mundo por no tenerlo, pero ahora que lo había encontrado jamás lo dejaría ir. O eso pensaba él, hasta que se reencontraron.

—¿Podrías dejar de llorar?— preguntó su hermano.

—No estoy llorando.— susurró entrecortado.

—No, sólo estás haciendo el ridículo con esa botella.— dijo sobándose el tabique de la nariz y después las sienes.

—Sabes el amor que le tengo a Shouyo-kun.— admitió—. Él me conmovió, me enamoré desde que lo vi en las nacionales.

—¿Entonces no pretendes ir a la boda?— preguntó.

—No.

—Es una pena, creí que querrías ir.— comentó—. Porque yo si iré.

—Era obvio, tu pareja es amigo de uno de los novios.— contestó Atsumu con un tono de fastidio que causó risa en su hermano—. ¿Cómo crees que me sentiré viendo al hombre que amo casarse con alguien que no soy yo?

—Miserable.— respondió encogiéndose de hombros.

—Aparte.— contestó Atsumu dolido.

—Sentirás que pudiste hacer más pero aún así no supiste cómo dar todo de ti.— murmuró con tristeza.

「𝔈𝔩 𝔪𝔞𝔩 𝔮𝔲𝔢𝔯𝔢𝔯」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora