Lo supo en cuanto vio la carta con el sello característico de la marina, aquel inconfundible escudo, el que había visto muchas más veces de las que podía contar. Lo supo, en cuanto vio que el cielo se oscurecía por las nubes que cerraron la pasada de los rayos del sol hacia la ciudad.
Lo supo, cuando la mirada de Stanley, su esposo y General de la marina había leído el contenido de ella, sentado en uno de los cómodos sillones de la sala de estar de su hogar, cuando una extraña tensión se posó en el aire y una angustia emergió en su pecho, como si le anunciara que algo importante estaba por venir.
Sí, lo sabía. El mundo y todo lo que la rodeaba había sido demasiado claro como para no verlo.
Y lo hizo, claro que lo hizo, claro que se dio cuenta, pero no quiso aceptarlo.
Mucho menos cuando Stan se puso de pie y le llamó, con voz suave, hacia la recámara que ambos compartían desde hace dos años.
–Debo presentarme en el campo–dijo por fin.
Su garganta se cerró.
Era obvio.
La guerra había estallado hace un par de semanas y era cosa de tiempo para que llamaran a su esposo a ella.
Ese día, más que nunca, había odiado el trabajo de Stanley.
O eso pensó.
–¿Cuándo debes irte?
–Ahora mismo.
Xeno asintió, con las lágrimas acumulándose en sus ojos y con el corazón desbocado.
–De ser así, prepararé tu maleta – fue lo único que su boca pudo decir, sin siquiera tener la valentía de dirigirle la mirada.
Se movió rápido por la habitación, sacando la ropa necesaria para meterla en el maletín.
–Xeno – le llamó Stanley, pero ella siguió dándole la espalda – Xeno – volvió a llamarle, pero no respondió.
No, no quería verle, no cuando...
–¡Xeno! – ella detuvo sus movimientos, mirando la blanca camisa de Stan entre sus manos – Mírame – él tomó su rostro entre sus manos y le obligó a mirarle a los ojos – Todo estará bien, voy a regresar antes de que te des cuenta.
"No prometas lo que no puedes cumplir" quiso decirle, pero las palabras no salieron de sus labios. Sin embargo, quiso adoptar esas palabras como una vaga esperanza . Quiso creer que Stanley cumpliría con ello y todo estaría bien.
Xeno asintió con un movimiento de cabeza y le besó. Le besó como nunca antes lo había hecho.
Era un beso con sabor a despedida, a llanto de lágrimas que no fueron derramadas, un beso esperanzador. Pero por sobre todo, un beso que no quería saber al último.
– Te escribiré todos los días – fue lo último en decirle, una vez que llegó el automóvil que le asignaron a buscarle a su hogar.
Y se marchó, con el cielo sin estrellas sobre sus cabezas y con el frío calando su corazón.
Stan cumplió su promesa. Tres días después, mientras intentaba leer uno de los libros científicos que su esposo le había comprado hace tan solo una semana atrás, una de las criadas llegó con la bandeja de plata y el cuchillo abridor de cartas, con un sobre color amarillo sobre ella.
La abrió con aparente tranquilidad y la caligrafía de Stanley se dejó ver ante sus ojos.
Los días comenzaron a pasar con lentitud, convirtiéndose prontamente en semanas y luego meses. Stan jamás dejó de escribirle. Todos los días al despertar, Xeno se sentía inquieta, hasta no ver a una de las criadas llegar con la acostumbrada carta hasta ella. Aquellos escrito se habían convertido en el seguro de vida de Stan.
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StanXeno week 2021 - Dr stone
FanfictionConjunto de drabbles con temática diaria. Día 1: Lápiz labial☆ Día 2: Pingüinos AU☆ Día 3: BSDM☆ Día 4: Guerra AU/Cartas/Muerte☆ Día 5: Calabozos & Dragones AU/80's AU☆ *-*-*-*-*-*-*-*-*-* Pareja principal: Stanley Snyder & Xeno Houston Wingfield T...