Día 4

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Stanley siempre fue un chico que defendía sus ideales y de su mejor amigo.

Por eso cuando cumplió la mayoría de edad, no dudo ningún segundo en entrar al ejército.

Tenía la condición física para eso y era buen estratega, también sabía el código morse y lo que tenía que saber todo un soldado que servía a su país.

Él como buen soldado siempre amo a su país y no dudaba en defenderlo, porque era su mayor sueño luchar por la libertad de su continente.

Lo que nunca imaginó es que tarde o temprano las consecuencias de las batallas hicieran estragos en él.

Al final tuvo que ir a un terapeuta por petición de su esposo Xeno, de tanto que lo veía sufrir por las noches con las pesadillas.

Según el terapeuta tenía el común estrés postraumático. Stanley no podía creer el diagnóstico absurdo que hizo el terapeuta, menos si él creía que esa enfermedad solo le daba a los corbade.

Él no era ningún cobarde, él estaba orgullosonde defender a su país o es lo que pensaba.

— ¿Tomaste las medicinas? — pregunta Xeno antes de irse a dormir.

— No las necesito — fue la sencilla respuesta de él para quitarse la camisa y acostarse.

Siente la mirada pesada de su esposo encima de él.

— Stanley.

—Estoy bien, ¿si?

Xeno suspira y se acuesta al lado de su esposo, si tan solo él viera lo que ve todas noches. La cara de sufrimiento que colocaba o los gritos que daba en las noches, sin contar en el día donde Stanley pareciera estar pendiente de todo y se encontraba listo para atacar.

Tuvo que pedirle varias veces que dejara su pistola en casa.

Además que los ataques de ansiedad estaba haciendo de las suyas, Stanley llegaba a consumir una caja de cigarrillos al día por culpa de esa enfermedad.

Bendita la hora que se fue a la guerra y llegó con la costumbre de fumar.

Sólo le quedq suspirar y rezar por qué su esposo no tuviera pesadilla está noche.

*******

El humo estaba en todas partes, habían lanzado una bomba a dos manzana donde estaba. Podía ver los cuerpos de víctimas tirados por el suelo, algunos mutilados y otros sin poder reconocerlo por las quemaduras de gravedad que tenían en su cuerpo.

Sigue caminando con su arma entre manos y tiene que evitar ver a niños llamando a sus padres. No era su asunto, lo único que podía hacer era llamar a emergencia y que atendieran a los niños.

Pero ni las clínicas se salvaban, cuando se apiadó de un niño y lo iba a llevar para que lo atendieran ve comi una bomba cae en ese lugar mándalos a todos.

Stanley ve como pedazos mutilados de cuerpos caen a su alrededor, pero no podía gritar y decir nada. Él como soldado debía obedecer hasta el final.

Observar como los aviones atacaban, los soldados se atacan ente si y que ni había tregua para los ejércitos.

Stanley tuvo que respirar y seguir atacando, no le quedaba más opción ya que los enemigos tampoco le darían tregua a un soldado.

Mata a personas que lo quería atacar y otras que gritaba desesperados por la pérdida de un miembro. Era mejor muerto que verlo agonizar y no soportar el dolor de una parte apuntada.

Tenía que seguír, era su deber proteger su nación, su país estaría agradecido por él, la estabilidad económica, social y política dependía de la guerra.

****

Stanley se despierta asustado y agitado, respira y reza de no haber despertado a su esposo.

Se levanta y con cuidado sale al balcón de la habitación, para fumar un cigarrillo y regresar a la cama. No sin antes tomar una de esas pastilla y luego esperar que surga efecto.

Sería la primera y última vez que tomaba esa cosas, después de todo tiro el frasco por el balcón. Esperando que Xeno no se entere y lo regañe después.

Termina su cigarrillo y antes de entrar siente un dolor en el pecho, se agacha para vómitar un poco y llorar.

Se calma a sentir los brazos de Xeno abrazandolo.

— Cariño, estoy para ti. La guerra ya pasó y estás en casa. Conmigo.

Fue lo que dijo su esposo.

Stanley se aferro a lo único lindo que tenía en su vida y especial, de aferro al olor elegante de su marido y lloró todo lo que no pudo llorar en ese momento.

Ser soldado para servir a tú nación, no era tan hermoso y honorable como pensó alguna vez en su infancia.

StanXeno weekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora