UNO ❤️

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Después de unos minutos de furtiva búsqueda, Naruto estaba a punto de dejarlo. Se detuvo delante de una puerta abierta para mirar a la bahía y fue cuando por fin lo vio.

Estaba de pie, al lado del muro de piedra que bordeaba la terraza del club de cara al mar.

Era la oportunidad perfecta, estaba solo. Era el momento de encararlo, de darle la noticia y luego desaparecer para siempre. En ese caso estando tan decidido ¿Por qué no parecía  capaz de moverse?

Hacía cuatro meses que no lo veía. Cuatro meses, dos semanas y tres días. Él seguía increíblemente guapo, delgado y a su vez con anchas espaldas y cuerpo musculoso bajo el esmoquin que llevaba como padrino de la boda de su hermano mayor.

Sus negros cabellos ligeramente ondulados permanecían en un peinado suelto y sensual. Sus pestañas eran largas y sus ojos  profundos pozos oscuros. La nariz y la barbilla perfectamente delineadas y varoniles. De pie como estaba, pensativo y quieto parecía un aristocrática. Pero era un abogado.

Naruto se miró la ropa y de repente se arrepintió de no llevar una campera para taparse, a pesar del calor de aquel día.

Demasiado tarde, ya estaba avanzando hacia él. Sintió su mirada antes de alzar el rostro y mirarlo a los ojos.

Contuvo la respiración. Sabía que él lo atraía físicamente; pero había supuesto de que después de lo que él le había hecho, de lo que sabía de ese hombre, el efecto sería mínimo. Cuán equivocado estaba.

Fue como si un millón de cables invisibles cobrarán vida. En aquella mirada volvió a sentir el deseo de besarlo con loco placer.

Naruto se dijo a si mismo que era un maniquí, no un hombre. Que era egoísta y si se lo permitía volvería a hacerle daño sin darse cuenta de ello, ya que estaba en su misma naturaleza.

Él le sonrió como si fuese la primera vez que se hubieran visto, como si el pasado no existiera. Por mal que se portó con Naruto, esa sonrisa era prácticamente imposible de resistir. 

Naruto respiró profundamente y resistió.  Él pareció sorprendido. Bien, en unos momentos su sorpresa se transformaría en susto. El rubio continúo avanzando hacia él.

—Hola — dijo él con una voz profunda que  hizo temblar a Naruto
— Tengo que hablar contigo — contestó el rubio.

A pesar de la brusquedad de Naruto, los hermosos labios de él continuaron sonriendo. Apoyado contra el muro de piedra, con los brazos cruzados a la altura de su pecho y los ojos llenos de vida él dijo:
— Si, por supuesto.

Naruto quedó mirando la rosa blanca que él llevaba prendida en su solapa
— Lo que voy a decir me resulta bastante difícil — prosiguió el rubio, y él frunció el ceño como si no comprendiera — ¿Te acuerdas del marzo pasado?
— El marzo pasado....mmm...no se...deja que piense.

El brillo de sus ojos le dijo a Naruto todo lo que necesitaba saber. Se estaba burlando del rubio.
— Por favor escúchame, deja que te diga lo que vine a decirte
— Adelante
— Yo...estoy embarazado.

Por fin lo había dicho. Naruto se atrevió a mirarlo a los ojos esperando ver irá tras sus palabras, pero no fue lo que vió.
— Felicidades
— ¿Qué?

El sacudió ligeramente la cabeza.
—Dije felicidades ¿No es eso lo que se suele decir? Estás radiante.

— ¿Felicidades? ¿No estás enfadado?
— No, quizás desilucionado pero no enfadado. ¿Por qué iba a estarlo? ¿Debería estarlo?

— Bueno no...Quiero decir que... pensé que quizás te disgustaras. Me dijiste que no querías tener hijos — un inmenso alivio lo embargo y no se dió cuenta de la perplejidad de aquella mirada — Creía que pensarías que me he quedado embarazado a propósito. Pero te aseguro que no es así, que fue un desliz. Pero ahora que ocurrió, ahora que me hice a la idea de que voy a tener un hijo y que lo siento en mi vientre....bueno estoy encantado de estar embarazado...

Amnesia (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora