CUATRO ❤️

389 76 9
                                    

Sai hizo el trayecto a su casa tratando de recordar los edificios que pasaron. Cualquier cosa. Pasaron frente al edificio donde supuestamente trabajaba.

Naruto le iba contando ciertos detalles de su oficina y el edificio donde estaba. Pero él nada recordaba.

Empezaba a temer que nada volviera a resultarle familiar nunca más. Le sorprendió descubrir que echaba de menos el hospital. Al menos allí conocía a algunas enfermeras y a los médicos.

Descubrió que vivía en un elegante departamento con una vista preciosa. Naruto abrió la puerta con la llave de él. Mientras Sai se detenía en la puerta como una visita, el rubio cruzó el lugar y descorrio las cortinas.

Pero nada. Vacío total en su interior. Sai descubrió que vivía en un mundo opulento y fino. Al mirar a su alrededor sintió algo parecido a encontrarse en casa.

Suspiró profundamente. Naruto estaba junto a la ventana y él le miró como un depredador masculino.

Desde la primera vez que lo vió en el hospital tuvo fantasías eróticas con ese hermoso rubio. Aunque no recordaba a ningún doncel, sabía que hizo el amor y que no le gustaban las mujeres. Lo que no sabía era si Naruto y él habían echo el amor antes porque el rubuo se mostraba muy distante.

Se sacudió esos pensamientos intentando recorrer el lugar. El contestador automático tenía una luz roja encendida. Pulsó la tecla correcta para recibir los mensajes.

Una voz gutural rogaba que lo llamara tan pronto como fuese posible. Otro doncel. Sai sorprendió a Naruto mirándolo mientras recibía los mensajes de un doncel tras otro. Al final Sai apagó el contestador.
— Al parecer tengo una vida social intensa.

Naruto miró para otro lado muy molesto. Sai fue al dormitorio donde se encontró con una enorme cama y el rubio se detuvo en la puerta.

En el armario encontró varios trajes y ropa masculina fina. Nada le resultaba familiar. Naruto volvió a la sala de estar y Sai se reunió con él mirando las botellas de vino que tenía.

— ¿Se reduce a ésto mi vida? —dijo Sai — La heladera solo tiene tres botellas de champagne, el armario está lleno de ropa fina, mi agenda está llena de nombres de donceles, y eso sin mencionar los mensajes telefónicos. Mi vida parece girar en torno al alcohol y los donceles ¿Soy solo eso?

Naruto sabía que Sai quería entablar un lazo de afecto con él, ya que se sentía solo y confundido.
— No, eres un magnífico abogado. La gente te aprecia Sai.

Detectó compasión en la voz del rubio y eso era lo último que deseaba de ese doncel.
— ¿Quién eres Naruto? ¿Por qué estás aquí?
— Tus padres...

— Ya lo sé, ellos tuvieron que marcharse a solucionar los asuntos de Sasuke. También se que Itachi está de luna de miel. Pudieron contratar un enfermero para que haga de compañía ¿Por qué a tí? He sido yo quien te dejó embarazado ¿Verdad?

Naruto lo miró a los ojos
— Si
— Entonces ¿Por qué no estamos casados? — Sai se dió cuenta que Naruto intentaba ocultarle respuestas que le desagradaría — Naruto necesito la verdad. Dimela
—¿En serio quieres la verdad Sai?

Aquello lo hizo dudar ¿Tan inhumano era que las personas allegadas a él tenían miedo de hablarle de sí mismo?
— Si, quiero saber

— De acuerdo te diré la verdad. Tú me dejaste embarazado, rompimos antes de descubrir que lo estaba. Hace casi seis meses. La verdad es que no me quieres y tampoco quieres tener éste hijo. Respecto a por qué estoy aquí...es una buena pregunta.

— Si tan sinvergüenza era ¿Por qué saliste conmigo?
— Al principio no lo eras Sai. Mi padre acababa de morir y yo estaba muy mal. Tu te mostraste comprensivo y amable conmigo.

— Pero no duró
— No
—¿Qué pasó?
— Conseguiste lo que querías.

— Quieres decir que nos acostamos y luego...
— Luego perdiste el interés en mí

— Me resulta imposible de creer
— Después de que rompimos empecé a oír cosas.
— ¿Qué clases de cosas?

— Que tenías muchos novios al mismo tiempo, hacías y decías lo que fuera necesario para conseguir lo que querías.
—Ahora comprendo por qué te mostrabas distante conmigo

Naruto se sentía tan solo como él. Sai no sabía cómo hacerle entender que el antigüo Sai, el que lo lastimo tanto, ya no existía. No tenía idea de lo que era oír todo eso sobre sí mismo y sentir que hablaban de otra persona.

El psicólogo dijo que debía hacer lo que fuera para recuperar sus recuerdos.
— Naruto abrázame — dijo repentinamente
— ¿Qué?

— Me dijiste que yo te embaracé pero no recuerdo haberte abrazado siquiera. Vamos Naruto.

El rubio accedió y él cerró los ojos perdiéndose en ese abrazo. Sai volvió a experimentar ese sentimiento de pertenencia.

Naruto era hermoso y delicado. Debía concentrarse en eso. Sea lo que fuese que ese rubio haya visto en él podría volver a verlo. Deseaba que así sea.

Momentos luego él se fue a duchar y el rubio quedó solo envuelto en sus alocados pensamientos. El nuevo Sai no tenía noción de la realidad.

Solo lo necesitaba. Pero eso no cambiaba el echo de que fuese un oportunista, siempre lo fué. No podía dejar de lado aquello o volvería a sufrir. Y eso no podía permitirlo por su hijo.

En dos semanas se marcharía, después de todo el verdadero Sai así se lo dijo. No tenía obligación de hacer nada. La amargura lo invadió otra vez. Pero desistió a seguir así.

Pasados unos momentos él estuvo listo nuevamente para salir a cenar. El rubio lo llevó al lugar donde sabía que él frecuentaba. El restaurante era elegante y fino.

— ¿Venía aquí seguido?
— Eras su mejor cliente, aquí traías a tus donceles.
— ¿Venía aquí contigo?
—Me trajiste aquí la primera vez

— ¿Te besé aquí?
— Y a muchos otros más
— El viejo Sai ataca de nuevo — contestó él amargamente

— Aquí me besaste — dijo el rubio para levantarle el ánimo.
Durante unos momentos se miraron en silencio comprendiéndose mutuamente. — Y fue muy lindo.
— Me encantaría recordar

Pero una risa cercana rompió aquel bello momento. Sai se echó hacia atrás al momento en que un pelirrojo se le abalanzaba.

— ¡Sai Uchiha! Eres tú ¿Por qué no respondiste mi llamada? — el pelirrojo ni se molestó en mirar a Naruto. Pero contempló su vientre y sonrió malignamente — Sai ¿Te parece que tengamos una fiesta tu y yo solos en tu casa?

— No, ésta noche no
— En ese caso llámame cuando gustes.

Luego se marchó y dejó a Sai preguntándose quién era ese doncel.

— Ese doncel si que parece conocerme — dijo Sai
—Si te das prisa lo podrás alcanzar. Yo no parezco estar ayudándote mucho a recuperar tu memoria — dijo el rubio molesto.

—¿Estás celoso?
— Ya quisieras Sai
— No lo sé ¿Y tú?
— Si, te encantaría que lo estuviera y aún así no significaría nada para tí.

Sai frunció el ceño y tomó la mano de Naruto. Luego lo arrastró fuera del lugar. ¿En serio iba a seguir a ese doncel? Y de ser así ¿Por qué llevaría consigo a uno embarazado? Así era el viejo Sai, egoísta e impredecible.

— ¡Espera!
Pero Sai salió fuera del restaurante y lo sacó de allí.

Amnesia (SasuNaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora