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Nathalie se dirigió al estudio del señor Agreste para poder hablar con él acerca de mandar a Adrien a una escuela para que pudiera convivir con personas de su edad y así que pudiera tener una vida más amena.
-Señor Agreste puedo pasar? -
- Pasa- dijo sin despegar su mirada de la gran pantalla
- quería hablar sobre Adrien con usted -
-Qué sucede con Adrien?
- Señor no cree que Adrien debe de convivir con niños de su edad para que aprenda a desenvolverse
- A qué te refieres Nathalie?

- A qué sería bueno que Adrien asistiera a una escuela-dijo Nath un tanto nerviosa - Gabriel voltea su mirada hacia ella

- Escucha Nathalie te contrate para que instruyeras a mi hijo, o que acaso ya no quieres tu empleo? - dijo el rubio molesto
- No es eso señor, Adrien debe aprender a relacionarse con su entorno para que así tenga una buena formación -

-Mira Nathalie yo se lo que es mejor para mi hijo, no te contrate para que me des sermones y mucho menos para que me digas que hacer porque tu aquí no eres nadie, entendido? - dijo el platinado enojado y girandose hacia el gran cuadro de Emilie

- Entendido Señor Agreste, con permiso - se fue la azabache triste un con unas ganas inmensas de llorar ya que Gabriel prácticamente la había humillado.

Gabriel se quedó una rato pensando en la palabras de la del mechón Rojo, y si tal vez tenía razón? Adrien debería ir a la escuela?, por otro lado se sintió muy mal al haberle contestado de esa manera tan grosera a su fiel asistente, ya que Nathalie lo único que había hecho desde que llegó era ayudarlo con la marca Agreste y con su hijo, de pronto se sintió tan mal con el mismo que se repetía una y otra vez que era una imbécil, pero a su vez era confuso ya que cuando pensaba en Nathalie no podía evitar sacar una pequeña sonrisa de eso rostro que parece no tener expresiónes.

En cambio Nath se encerro en el baño a llorar, cómo era posible que se enamorara de un hombre tan patán como Gabriel Agreste, a él no le importaba nada ni siquiera su primogénito, como era posible que fuera tan tonta como para quererlo así, si el lo único que hacía era humillarla y hacerla menos, pero eso tenía que cambiar tenía que arrancarse del corazón al diseñador más famoso de todo París.

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