Parte 4

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Marina entra a su cuarto, deja su mochila junto a su escritorio, saca la funda que contiene su carabina calibre 22 y comprueba que esté en buen estado así como que tenga munición suficiente y la deja sobre su cama para cambiarse rápidamente el uniforme; cuando vuelve se coloca el estuche en la espalda y se acerca a su cajonera a tomar su calibre 9 mm colocándola sobre su muslera derecha. Toma abrigo y sale de su cuarto encaminándose hacia la salida pero justo cuando agarra la perilla es interrumpida por una voz.

-¿A dónde vas Marina?-

-Al campo- Y dicho esto sale por la puerta principal cerrándola detrás de sí.

-¿Al campo de tiro? ¿Entonces es verdad que todas las tardes vas?- Pregunta Marco volviendo a cerrar la puerta principal.

-¿Creías que te estaba mintiendo?- Dice Marina mientras abre la puerta del piloto de su auto.

-Sí, digo no. –Dice mientras se mete por el copiloto- Es que no creí que fueras todos los días. ¿No vas a encender el auto?-

-¿Vas a venir? Porque deja te advierto que no hay espectadores, todo el que va tiene que participar; y pagar como si fueras a ir un mes – Agrega Marina con una sonrisa siniestra.

-¿Por qué sonríes así? ¿Tan malo será?- Pregunta Marco un poco alarmado.

-¿Irás o no? – Contrarresta ignorando la pregunta de Marco.

-De acuerdo, sólo… no me abandones en un lugar que no conozco- Pide Marco casi rogando.

-ok-

Marina enciende el auto y lo pone en marcha. Marco hace platica continuamente durante el camino (principalmente porque es él el que habla y Marina sólo participa con algún comentario oportuno), pero eso no le impide percatarse del bosque por el que pasan.

-¿Vamos a ir al corazón de un bosque?- Pregunta Marco observando por la ventana.

-Sí, pero en el corazón no hay bosque, ahí es un campo abierto-

-¿Entonces sólo en los alrededores está el bosque?- Marina asiente – Parece como si protegiera el campo- “O como si ocultara un secreto” completa Marina internamente.

Al llegar al campo Marina dirige a Marco a las oficinas para que se inscriba y pague, y mientras lo encamina para conseguirle un instructor le dicen que ella se hará cargo, por lo que se dirigen a un dojo para empezar el entrenamiento inicial.

-¿Por qué estamos en un dojo?- Pregunta Marco observando a su alrededor con confusión.

-Porque en este lugar no irás directamente a disparar, primero debes obtener un poco de disciplina y para ello aprendemos Judo- Responde Marina mientras se pone su judogi. – Toma, ponte este- Marina le pasa un judogi y Marco rápidamente se lo pone.

Durante la siguiente hora Marina le enseña a caer, marcar caída y llaves básicas de cinta blanca, hasta que llega el instructor de Marina y le dice que pueden dejar el judogi y que pasen a las cabinas. Marina obedece y le da instrucciones a Marco al llegar a las cabinas (no sin antes darle su protección y una pistola para principiantes). Se pasan la siguiente hora en la cabina mientras Marina le enseña a Marco a disparar y puntería.

Para cuando han pasado dos horas de que llegaron el instructor se acerca nuevamente a Marina y le dice que deje al novato (Marco) y que salga al campo a hacer un poco de blanco móvil con combate y siguiéndole con fosa universal, Marina obedece y le comunica a Marco lo dicho por el instructor así como que lo dejará en un lugar seguro.

Marco observa desde la distancia (y tras un vidrio polarizado antibalas) como Marina le dispara rápidamente a todos los platillos en movimiento mientras se hace cargo de 5 de sus mejores compañeros, pareciéndole sorprendente que cada uno de ellos combata de una forma diferente y aun así Marina pueda derrumbarlos a todos mientras acierta a los platillos.

-Es sorprendente ¿no?- Comenta el instructor de Marina a Marco cuando se le acerca –Es parte de la elite de nuestro alumnado; y la razón por la que puede con todos ellos no es que sepa sus mismos estilos de combate y más (aunque así es) sino que tiene los reflejos más agudos que haya presenciado; el único problema es que sus reflejos traen consigo impulsos muy fuertes por lo que una vez que empieza sólo quedando inconsciente su contrincante puede concluir.

-¿Por qué me dice todo esto?- Le pregunta Marco mientras ambos continúan observándola.

-Porque no inauguras nada bueno muchacho, no estoy seguro de cómo, pero tú le harás daño; - “¿Se habrá enterado del  trato con Felisa?” – Te digo todo esto para advertirte, no de lo que yo haré, sino de lo que ella es capaz – Y dicho esto el instructor se retira sin esperar respuesta, dejando a Marco con sus reflexiones mientras espera a Marina.

Promesa cumplidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora