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Jungkook sonrió hacia la cámara una vez fue encendida.

El panorama era bastante deprimente, si lo veías desde la perspectiva de las personas que acompañaban al pelinegro. Estaban en una habitación de hospital, la cual tenía un ventanal mediano con vista afuera, probablemente estaban en la quinta planta de este. Jungkook vestía una bata de paciente y tenía una intravenosa en la muñeca que no estaba conectado al suero.

— Cuéntale a Mimi y a Tete cómo estás, bebé. —habló TaeHyung con suavidad y dulzura, recibiendo una pequeña sonrisa por parte de su esposo.

— Hay gente linda, dicen que debo comer la comida, ir al... ¿Cómo se llama donde se hace pipí? —su voz sonó pensativa.

— Baño, cariño. —respondió Tae.

— Ah, eso, bueno, también, me dejan caminar por el pasillo. Las señoras son buenas conmigo. —sonrió finalmente, recibiendo una sonrisa de JiMin.

— ¿Recuerdas a YoonGi, Kookie? —preguntó JiMin, quien estaba grabando.

Jungkook negó, no sabía quién era.

— Es mi esposo, el te quiere mucho. Te mando esto. —siguió, sacando de su bolso bajo la mirada de Jungkook, una bolsa de plástico con algo dentro.

Eran dulces.

— ¿Qué es esto? —preguntó Jungkook señalando y sacando algo de la bolsa.

— Es una paleta, bebé. Pruebala. —respondió TaeHyung con una pequeña sonrisa.

Jungkook hizo lo pedido, mirando con felicidad a JiMin al probar que sabía muy delicioso.

— Gracias, YoonGi. —agradeció Jungkook a la cámara, sacándole una lágrimas JiMin, quién la retiró antes de que el menor se diera cuenta.

— Ya debo irme, los dejo chicos. Regresaré mañana junto con Yoonnie. Le agradará venir a ver a Kook. —les sonrió a los dos, recibiendo lo mismo a cambio, junto con la manita de Jungkook que se movió de lado al otro como despedida

— Adiós, Jiminnie.

JiMin dejo la cámara en la mesa de noche, olvidando apagarla.

Jungkook despertó al escuchar los sollozos bajos de alguien en la habitación

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Jungkook despertó al escuchar los sollozos bajos de alguien en la habitación.

Con delicadeza se sentó sobre la cama, observando a su alrededor. Una figura se veía frente a la ventana, la habitación oscura era iluminada tenuemente por las luces de las calles y solo se lograba ver su silueta

— ¿Estás bien? —preguntó Jungkook, haciendo que el hombre diera un respingo.

TaeHyung tembló en su lugar, intentando limpiar las lágrimas que no paraba de salir de sus ojos. Finalmente se dió la vuelva, al escuchar nuevamente la pregunta de su esposo.

— ¿Por qué lloras? —preguntó Jungkook con inocencia y tristeza. No le gustaba ver a aquel hombre llorar, por alguna extraña razón le dolía y alteraba.

— P-Por nada... No te preocupes, vuelve a dormir, KooKie. —Taehyung se acercó a él con intenciones de arroparlo de nuevo, más sus pasos se detuvieron al escuchar la siguiente pregunta de parte de Jungkook.

— ¿Cómo te llamas?

Las lágrimas nuevamente abundaron en sus ojos, cayendo como cascadas por sus mejillas. Su pecho de apretó y un nudo se hizo en su garganta, sin saber cómo responder que lo había tomado desprevenido, como una daga a su frágil corazón.

Jungkook sintió sus ojos cristalizarse al escuchar el primer sollozo que soltó el otro, y su pecho dolió al escuchar el llanto que vino después. No entendía porque, pero su corazón dolía de solo ver la desgarradora imagen del hombre llorando frente a él, no le gustaba verlo así.

— P-Porfavor, no llores. ¿D-Dije algo malo? —jungkook se levantó de la cama y se acercó dispuesto a secar sus lágrimas, y así lo hizo.

TaeHyung sólo sollozo nuevamente al sentir el delicado y suave tacto de su esposo sobre sus mejillas, intentando secar y apartar sus lágrimas, cuando él mismo Jungkook ya había comenzado a llorar. Sin poder evitarlo, lo abrazo, necesitando sentir los brazos del amor de su vida arrullarlo como hace mucho solía hacer.

Jungkook acarició el cabello ajeno, sintiendo los espasmos que daba bajo sus brazos.

— No llores... Por favor... Me duele escucharte así...— susurró en el oído de TaeHyung, quién sintió culpa. No quería preocupar a su esposo, pero aún así lo había hecho.

Su corazón le había hecho una mala pasada, y no pudo contener su llanto aquella noche. Y no sabría si podría hacerlo las siguientes. Se sentía en un abismo tan profundo, que no sabía si podría llegar a escapar de él.

Lo último que se observó frente a la cámara, fue a los dos cuerpos abrazados en la oscuridad de la habitación, bajo la tenue iluminación de las luces de la calle.

La grabación se cortó.

La grabación se cortó

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Recuerdos 《 VKook 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora