Para una chica que está por perder lo único que representaba sus ganas de vivir en el mundo, su esperanza, el resto de cosas perdieron del todo su interés.
Millonaria, hermosa, prodigio en los juegos Hikari Yoshida se siente muerta en vida.
Es una s...
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Capítulo 3 Episodio 2
La Tienda de Sombreros y una Adolescente Enojada
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-Señorita -la llamó la agradable señora acercándose a ella-. Si gusta sentarse, mi esposo Mathew vuelve en un segundo.
Hikari la miró con atención suponiendo que su edad rondaba los setenta años, usaba un desgastado vestido gris, zapatos viejos y en su cara ya lucía varias líneas de expresión, su cabello lucía canoso y algo descuidado en el chongo alto en el que lo amarró, sus manos se miraban callosas y desgastadas por el arduo trabajo de granja y en los bordes de sus ojos verdes lucía unas tenues patas de gallo que la hacían ver más alegre si es que eso era posible. La sola imagen de la mujer le hacía querer romper en llanto.
-Muchas gracias por su hospitalidad -fue lo único que dijo antes de caminar hacia la mesa y sentarse al lado de Zen.
-No es nada cielo, prenderé el fuego, pronto hará frío -les avisó la mujer avanzando hacia la chimenea al fondo de la habitación bajo la atenta mirada de Hikari-. En realidad, es más viento que frío, pero sin otras casas cerca para protegernos viene con mucha fuerza.
Mientras la mujer seguía divagando sobre el clima de la capital con ayuda de Marcus que le hacía segunda, Hikari miró el lugar: se notaba a leguas que la casa no era una casa en sí, el espacio era el de una tienda, había un mostrador al fondo del lugar, derecho de donde estaba la entrada principal e incluso había unos cuantos sombreros aún adornando el lugar, Hikari alzó una ceja al ver estos últimos, no eran algo que la gente considerara "común" en el mundo del que venía. También echó un vistazo a todo lo que pudo ver del primer piso donde suponía que dormían y donde debía estar la cocina y demás; supuso que el taller para hacer los sombreros estaba detrás de la puerta en la pared al costado de la chimenea donde la mujer echaba leña al fuego.
-¿Qué hacemos aquí? -escuchó el susurro de Zen a su lado y Hikari volteó a verlo con aire inocente-. Por favor, no me creo que de repente le hayan dado ganas de tomar leche.
-Bueno Zen, a veces me da sed en momentos inesperados -comentó con soltura mientras tamborileaba sus uñas en la mesa de madera en un pequeño gesto de ansiedad.
-Sus demás amigos también podrían entrar si gustan, aquí tenemos mucho espacio -alzó la voz la mujer mayor interrumpiendo sin querer la respuesta de Zen y terminando de avivar el fuego con un pequeño abanico de papel-. Oh, pero que grosera soy, mi nombre es Amelia, Amelia Blythe y mi esposo es Mathew Blythe.
-No se preocupe, nosotros también fuimos groseros -Hikari se puso de pie siendo imitada por sus dos acompañantes-. Mi nombre es Hikari Yoshida y los caballeros a mi lado son Marcus Appley y Zen, son mis subordinados al igual que los hombres afuera de su hogar.
