𝕳ilary 𝕻otter 𝖄 𝕰l 𝕻risionero 𝕯e 𝕬skaban

𝕮apítulo 4: El Caldero Chorreante

Desperté, note que Harry aún seguía dormido así que me dispuse ir a darme y un baño y cambiarme para empezar el día. Me estaba peinando el cabello y salí del tocador cuando me topó con mi hermano sentado en la cama despabilándose.

-Buenos días Hillz, ¿Qué hora es?-Me pregunto y me acerque al despertador que nos habíamos llevado de la casa de los Dursley.

-Las ocho en punto.-Conteste y vi cómo se desplomaba en la cama.

-Otras dos horas Hillz, por favor.-Me pidió con los ojos cerrados y asentí.

-De acuerdo. Ir a desayunar, en dos horas vengo.-Le informe y cerré la puerta detrás mío, baje las escaleras mientras me ponía una sudadera azul oscuro y me acomodaba mi cabello. Noté que para ser las ocho de la mañana, ya había varios magos y brujas desayunando.

"Y Harry dice que soy la única loca" pensé mientras tomaba asiento en una mesa aun lado de una pared que me ocultaba totalmente. Levante la mirada y me topé con él anuncio de Sirius Black, siento que ya lo conozco, ¿pero, de donde es la pregunta? Estaba tan absorta en mis pensamientos que no me percate de un mesero pasaba su mano de arriba y abajo en mis ojos.

-Disculpe señorita, desea ordenar algo.-Me pregunto y me di cuenta que era mayor que yo por unos cuantos años, más no llegaba a los dieciocho. Tenía el cabello de color café peinado a un lado y sus ojos eran de color azul, era lindo debo admitirlo, pero, mi Draco es mucho más guapo.

-O s-sí, quiero un café negro con dos tostadas y un huevo si no es mucha molestia.-Le pedí con una sonrisa mientras el anotaba.

-¿Solo un plato bonita? -Me pregunto y agache la cabeza ya que me había sonrojado.