Prólogo

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La calle estaba tranquila, Zack, Sebastián y yo jugábamos basquetbol en el patio de casa de Zack.

—Te vamos a ganar —dijo Sebastián lanzando su tiro el cual justo entro en la canasta.

—No se vale. Ustedes son altos y experimentados.

—¿Experimentados? ¿Cómo se supone que me tome eso? ¿Somos más viejos? —dije, el chico me miró en silencio y se sentó en el suelo.

—No viejos exactamente, sino, experimentados, han visto muchas cosas.

—A mis cortos diecisiete sí que he visto muchas cosas, no todas aptas a tu edad claro —yo le di un golpe a Sebastián para que fuera más discreto.

—A eso justamente me refiero —contestó Zack, lo cual me asusto, ¿Qué quiere ver padre santo? —No se vale, ustedes tienen diecisiete y yo apenas trece y mis días ya están contados. Jamás veré lo que ustedes, nada de cosas que estén restringidas por el control parental.

Sebastián me miró y yo negué con la cabeza, realmente no quería tener "la charla" con el hijo de otra persona, pero Sebastián abrió la boca.

—¿Qué acaso quieres ver... Porno? —dijo el idiota a mi lado. Yo abrí los ojos sorprendidos. ¿Pero qué mierda? ¿Cómo pasamos de jugar basquetbol a esto?

—Pues si lo dices así suena mal, digo nunca he visto una bobbie en mi vida. —el chico lo soltó solo así. — y sabes, moriré, sin ver una en mi vida.

—Pues, mierda —Sebastián me miró yo no aguantaba la risa —ayudame.

—Tu empezaste, tu sal solo de esto. —él entrecerró los ojos, se giró de nuevo para Zack.

—Está bien, ¿quiere ver una? Veras una, te llevare a un strip club. —dijo de lo más normal, yo me sorprendí con su respuesta.

—Sí, claro, llevaremos a Zack a un strip club. —dije riendo, el chico parecía estar muy de acuerdo —¿Acaso sabes lo que es?

—Tengo trece no diez, además...

—¿Además? —pregunté.

—Solo llévame al strip club

—Entonces iremos a un strip club —dije, sin notar quien estaba detrás.

—¿Irán a un qué de qué? —pregunto una voz femenina, Sebastián se quedó perplejo. Yo no quería voltear, Zack solo me hizo una mueca de que la habíamos cagado. Giré y ahí estaba, parada mientras sostenía unas cajas de jugo, sus rizos negros caían por los costados de su rostro, sus ojos verdes me miraban fijamente y estaba roja, como un tomate.

—Hola Nora —dije al verla. Ella se mantuvo en silencio. —eso que escuchaste fue una broma, jampas llevaría a tu hermanito a un... un strip club eso es para viejos cochinos.

—¿Entonces ya no me llevaran? —preguntó Zach imprudentemente, Sebastián le tapó la boca.

—Sí iremos por un helado, porque es ahí a dónde van los niños de trece, por un helado, de chocolate. —se excusó Sebastián —Vamos amiguito, sube al auto.

—No me digas amiguito, no soy un perro.

Ambos subieron al auto.

Yo me quede con Nora. Ella me vio y de pronto esa mirada fría y enojada desapareció.

—¿Un helado? Es lo más cliché, inventen algo mejor —dijo riendo — No me importa si lo llevan a un strip club, solo quería asustarlo. Tu cara fue oro puro y la mentira horrible de Seb también.

—Lo siento, las neuronas de Seb no trabajan lo suficientemente rápido como para inventar algo más. —ambos nos reimos. Coemnzamos a caminar al auto.

—Mierda, ¡ayuda! —gritó Seb desde el auto, cruzamos miradas con Nora y corrimos al auto.

Zack.

Estaba pálido y no podía respirar, joder.

—Zack escúchame, ¡mírame Zack! —él se miraba cada vez peor.

—¡Llama a una ambulancia! —gritó Nora.

Hola a todos, espero estén bien, gracias por entrar en esta historia, lo agradezco mucho, es nueva recién salida de la fábrica y espero que les guste, probablemente no sea la típica historia de amor/romance pero las risas no faltaran, el amor tampoco y las pesadillas. Espero continúen leyendo. Gracias nuevamente 

Zack, gracias por todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora