Jingle bells, jingle bells
Jingle all the way
Oh, what fun it is to ride
In a one horse open sleigh...La mañana de navidad, era un día en que las familias se reunían para aparentar amarse y apoyarse mutuamente, mis padres estaban en casa, era de las pocas fechas que se encontraban cien porciento en casa, la canción se escuchaba hasta mi habitación, mi madre solía poner música navideña para levantarnos de buen humor. Abrí completamente los ojos, como pude me coloqué mis pantuflas, lavé mis dientes para comer el desayuno que mi madre prepara este día, termina siendo un banquete. Ella no suele cocinar, pues no le gusta, pero para este día se luce con todo.
Bajé las escaleras, mi papá había puesto una película navideña, mi madre al parecer ya tenía lista la comida, mi hermana aun no despertaba.
—Creo que alguien se levantó alegre —mencionó mi mamá, ella besó mi mejilla. Yo solo sonreí tímidamente. Ella colocó un plato de comida frente a mí, hot cakes, jugo, ensalada de frutas, helado, todo se miraba tan rico.
—Buenos días alegría —anunció Amanda mientras bajaba. Mientras tanto yo me atascaba de hot cakes —. Vaya creó que los puerquitos comen más limpio que tú —yo fruncí el ceño.
Ella se sentó a mi lado en el desayunador dispuesta a devorar la comida frente a ella.
En ese momento, la vida parecía no ser mala, todo marchaba bien. Mirábamos la película navideña y comíamos juntos, papá y mamá por primera vez me miraban más de diez segundos, algo que no hacían desde lo ocurrido en el accidente...
Una notificación...
Mi padre hecho una ojeada a su teléfono, dejo de masticar por leer le mensaje, mi madre giró a verlo, él soltó el teléfono y se quedó en silencio, solo observo a mi madre, quien no entendía que pasaba.
—¿Todo bien? —preguntó mi mamá, Amanda giró a verlos, mi padre seguía callado, pero parecía que algo le incomodaba o molestaba.
—Todo bien... de la mierda —respondió él, todos nos sorprendimos ante su comentario—. Todo gracias a ti.
Yo me congelé ante su respuesta.
—Llamaron a la oficina de la empresa con la que cerraríamos un trato, ya sabes el trato millonario del que hablé últimamente —anunció mi papá— estábamos cerca, faltaba tan poco, pero a oídos del CEO de la empresa llegó la noticia de un idiota ebrio que condujo por las calles y mató a una chica, además de lo sorprendentemente rápido que ese idiota salió de la cárcel.
No pude moverme.
—Adivina ¿quién es el idiota? El hombre investigó y dio con que era mi hijo, su excusa para no cerrar el trato fue "Tu familia trae mala publicidad, por ende, tu traes mala publicidad" Haría un trato con la licorera Rombo, pero claro el hijo de uno de los socios arrestado por ebriedad y señalado de homicidio no es lo mejor para la marca —él se acercó a mí, me vio fijamente a los ojos. — Me hiciste perder millones, como yo pagué por esa dentadura perfecta tengo derecho a destruirla también —dijo, sin darme tiempo de reaccionar ni procesar todo lo que sucedía el estrelló su puño en mi rostro. Mi boca ardía, los gritos de mi madre y Amando se escucharon, mi padre decidió volver a estrellar su puño en mi rostro, esta vez no resistí y mi cara pegó con el desayunador, mierda, me dolía todo.
—¡Basta papá! —dijo Amanda, mi madre se interpuso entre los dos.
—¡Deja al niño! —gritó mi madre. Él sacudió su mano, para luego pasar a mi lado.
—Millones y de eso comes, a ver quién te paga tus gustos ahora.
Millones... millones.
Mi mundo comenzó a sacudirse, poco a poco todo era borroso. La imagen de Amanda y mi mamá era cada vez menos visibles.
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Zack, gracias por todo
Novela JuvenilUn niño sonriente y alegre se le apaga la luz de su sonrisa y esencia. Un chico que decidido que las personas no son lo suyo. Un niño que tiene el tiempo contado, pero no quiere que se acabe. Un chico que quiere que todo termine. A ambos se...