Historia Inedita

IV

Sakuno se quedó junto a la puerta un momento, se sintió transpirada, y no logro soltar el picaporte hasta que Tomoka la asustó de un grito.
- ¡Sakuno!, ¿¡Dónde te habías metido!? , ¡Me asustaste sabes! –Tomoka parecía bastante enfadada, pero cambió la expresión de furia al verla en la puerta sin reaccionar-. ¿Te ha pasado algo?
- Bese a Ryoma –Las palabras salieron de su boca sin tratar de contenerlas y sin darse cuenta a quien se las decía.
- ¿¡Qué?! –La tomo de los hombros sin acercarla más a la puerta pues ya estaba casi apoyada en ella-. ¿Lo besaste?... en... en…
- Solo en la mejilla –Respondió asustada.
- Y Ryoma… él, pues que… ¿qué dijo?
- Nada.
- ¿Nada?... oh por dios Sakuno – Corrió y salto en la cama, ya no estaba enfurecida, ni siquiera celosa como ella pensaría en vez de eso le hizo un gesto para acompañarla en el salto de celebración-. Tienes que contármelo todo.
- Bueno este… creo haberme desmayado en el camarín de la piscina, porque desperté en los brazos de Ryoma trayéndome al Hotel.
- ¡Oh que romántico! –Estrellas saltaban de los ojos esperanzados de su amiga.
- Fue…, si… creo que lo fue –Se sonrojó y ambas comenzaron a reír, pero Sakuno aún se sentía algo nerviosa-. No sé qué me impulso a hacerlo… solo le di las gracias y estaba tan cerca de su mejilla que no pude contenerme.
- Pero valla que saliste picuda Sakuno-continuo riendo.
- Tomoka… -La chica comenzó a desenredar sus trenzas pensando en ponerse el pijama, pero miró fijamente a su amiga que contenía algo-. Tú también quieres mucho a Ryoma, ¿no es así?
- No te preocupes por mi Sakuno, si me preguntas si soy una chica que le gusta cualquier chico, pues no es así… claro que pelearía por el amor de Ryoma –Sus ojos se iluminaron-. Pero no contra ti, o no. Jamás. Además, seamos claras, nunca se ha interesado por mí, y si me rindiera… esperaría que tú te lo ganaras –Se miraron mutuamente sonriendo un momento-. O mejor dicho… que él te ganara.
- Oh Tomoka –Le cae una lágrima que no pudo contener porque sus manos estaban sobre las de su amiga-. Tengo tanta suerte de tenerte como amiga.
- ¡Y valla que tienes suerte!, porque desde ahora… planearemos mejor tus movimientos.
- Que, ¿Qué quieres decir?
- El beso en la mejilla fue fabuloso, no me lo esperaba, y definitivamente creo que Ryoma tampoco, pero debes pensar mejor ahora, ya sabes… sobrecalentarle…el cerebro, sabes a lo que me refiero –Tomoka levantaba sus cejas apuntando con su frente.
- No… no creo saber –La chica supo que pensar pero se intimido, jamás hablaba con Tomoka de sus sentimientos por Ryoma a menos que fueran compartidos, y ahora solo se trataba de ella y él.
- Pues dale algo en lo que pensar, para que la próxima mejilla sea la tuya –Le giñó un ojo.
Sakuno se ruborizó y entro en la cama aun mirando a Tomoka.

Esa noche ambas se mantuvieron despiertas largas horas conversando sobre la futura relación de Sakuno y Ryoma, pero para ella eran solo sueños, sueños que su amiga quería hacer realidad tanto como antes quería para su persona. No se esperaba su reacción y realmente se sintió afortunada de tener su apoyo.

La semana siguió de entrenamientos, y a pesar de que la lluvia frenó no se esperaban partidos ya que arreglar las canchas de arcilla los demorarían un día más al menos.

El extraño clima cambiaba drásticamente, no hacía mucho calor pero si el sol al posicionarse a las 12 sin nubes en su alrededor hacia parecer un cálido día de verano.

Ryoma estaba tendido bajo el mismo árbol de siempre, despreocupado por los partidos que seguían, cruzaron por su cabeza la emoción de Momoshiro que mostraba toda la semana por la celebración en el pueblo que se avecinaba, de pronto, el beso en la mejilla de Sakuno lo despertó de sus pensamientos resientes. Se preguntaba el porqué del beso, ¿Por qué significaba para ella la mejor forma de darle las gracias así?, ¿Por qué insistía en perturbar así su cabeza?, las preguntas inundaban a Ryoma y se vio en vuelto en estos pensamientos al cerrar los ojos en la segunda ondeada de viento que pasó, ni siquiera los ruidos de las maquinas arcilleras alisando el suelo lo sacaban de estos.