Capitulo 18

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La vida es un cuento de hadas para todos aquellos que cumplen los estereotipos que la sociedad impone, para los demás la vida es una tragedia griega”

Louis siempre ha soñado con una realidad Perfecta, un mundo donde no existan los prejuicios, la discriminación. Un mundo donde todos pudiesen ser libres sin la necesidad de morir para conseguirlo.

Hay días que nunca se olvidan, minutos y segundos que han marcado tu vida de manera inigualable. La primera vez que Louis sostuvo un arma entre sus pequeñas manos siempre será un recuerdo imborrable para su memoria. Lloró y gritó aquel dia, su padre se enojo y un fuerte ruido retumbó en todo el lugar. Los ojos añiles de aquel niño de siete años veían asustados como la sangre escurría como cataratas de la cabeza de aquel viejo guardaespaldas que segundos atrás estuvo sonriéndole de manera amigable, pedazos de sesos quedaron esparcidos por todo el suelo.

Esa noche la vida de un miserable hombre fue arrebatada con crueldad, junto a la inocencia de un pequeño niño de siete años.

Esa fue la primera vez que Louis vio morir a alguien.

Y también fue la primera vez que le tuvo miedo a su propio padre.










[...]





Unos suaves toques en la puerta seguido de un “Joven Louis, le traigo su desayuno” fue suficiente para que sus ojos comenzaran abrirse de manera lenta y perezosa.

Cuando los abre por completo la fuerte luz del sol hace que los vuelva a cerrar de manera automática.

—Buenos días, Joven Tomlinson —La voz suave de una joven mucama lo saluda —Le traigo su desayuno.

—No era necesario, podría haber bajado hasta la cocina —responde tallándose los ojos con sus puños —De todas maneras, muchas gracias. —Sonríe adormilado

La joven de servicio le sonríe. Es una mujer de máximo veinticinco años, pelinegra, de grandes ojos marrones y viste el uniforme de servicio obligatorio en esta casa, una corto vestido negro con delantal blanco. Louis hace una leve mueca con respecto a eso, su padre es la cabecilla detrás de eso.

El castaño recuerda las caras de miedo e incomodidad escondidas detrás de una sonrisa forzada en todas las chicas de servicio cada vez que su padre estaba presente, la manera obscena en que las mira cada vez que se posan ante sus ojos es simplemente asquerosa.

—No se preocupe, Joven Louis. Es mi trabajo —Responde con cordialidad

—Pero creo que ha de tener mucho trabajo como para tener que hasta llevarle el desayuno a la cama al hijo del jefe.

La mujer le sonríe —No es molestia, lo hago con mucho gusto.

Louis le sonríe de igual manera, sentándose en forma de indio sobre la cama.

Mira la bandeja que tiene enfrente. Huevos fritos, tiras de tocino, un balde de fruta picada, pan y lo que Louis supone, jugo de naranja.

—Su padre ha ordenado que cuando termine su desayuno vaya a su despacho de inmediato.

Louis hace una mueca
—Esta bien, gracias nuevamente.

La mujer le sonríe mientras hace una leve reverencia y abandona la habitación.

El castaño comienza a disgustar de su delicioso desayuno mientras piensa que querrá su padre.

Un dilema se forma en su cabeza, todas las posibles ideas que lo atraviesan no son muy buenas.

Su móvil vibra bajo su almohada y rápidamente lo coge entre sus manos.

Un suspiro de alivio se escapa de sus labios cuando ve la notificación que le indica que “Niall Shipeador compulsivo” le ha enviado un mensaje.

Si a todo ✘|L.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora