Narra Elizabeth
Cuando Robin y Charlie se fueron volví a sentirme sola en aquella casa tan grande que aún no sentía mia.
Charlotte volvió a preguntarme que qué me pasaba y volví a contestarle que no tenía ganas de hablar sobre ello. No era fácil decir en voz alta que cada vez estaba más segura de que mi padre engañaba a mi madre.Aquella vez que volvió a casa en el coche de una mujer no fué la única. Sucedió más veces y el coche era el mismo.
No pensé mucho en ello porque esa no era ninguna razón para culparlo, pero todo cobró más sentido cuando antes de ayer me llevó al instituto.
Caminábamos hacia el coche y él parecía estar escuchando un audio, cuando encendió el coche el bluetooth se conectó y pude escuchar "tengo ganas de verte" a través de los altavoces.
Era una voz femenina y no era la de mi madre, y el nerviosismo de mi padre cuando lo miré extrañada lo delató.Y eso me quemó por dentro.
Mi madre siempre ha sido muy independiente, nunca ha querido vivir del dinero de mi padre y discutían muy amenudo últimamente.
Pero ella le quería, lo veía en sus ojos cada vez que mi padre le daba un beso en la frente o la tomaba de la mano. Y saber que él podía estar engañándola me producía un asco tremendo que no podía controlar, por eso le hablaba tan cortante últimamente.
Aunque él ni siquiera se daba cuenta.Un mensaje llegó a mi teléfono y el sonido me hizo dejar de mirar al techo.
Charlie💗
Mañana no te escaparás de mi pregunta.
Su insistente preocupación hacia mí me hizo sonreír.
Qué pesada eres...
No te hagas la dura, entrenadora.
Decidí dejar la conversación ahí porque sabía en lo que acabaría convirtiéndose.
No estoy ciega, y últimamente entre Charlie y yo hay un coqueteo extraño que no se ni cuando ni por qué ha aparecido, pero me gusta.
Es una sensación tan extraña que me crea tantas dudas... Es en vano intentar no seguir mis impulsos, y hoy en la piscina lo he comprobado.No podía dejar de estar cerca de ella porque sabía que acabaría sonriéndome y diciéndome alguna de sus tonterías.
Sabía que eso no estaba bien, que somos amigas y nos queremos demasiado como para estropearlo todo, pero no podía hacer nada para calmar esos repentinos nervios cuando la veía por las mañanas en su casillero, o ese martilleo en mi corazón cada vez que pasaba su brazo sobre mis hombros al caminar, o cuando mis piernas temblaban por alguna razón cuando la veía riéndose por cualquier tontería.Estaba jodida, pero como siempre he sido una persona que vive el presente y no se preocupa por el futuro con demasiada antelación, he decidido dejar la mente en blanco y no comerme la cabeza.
Tampoco iba a darle la razón a Robin.
Eso jamás.—Qué pasada de ensayo.
La voz de Jack me hizo dejar de mirar al suelo mientras me secaba la frente con la toalla.
La coreografía me había dejado sin energías.—Mañana vamos a arrasar. —contesté acercándome. —Y vosotros también.
Estaba apoyado en la valla de metal que separaba las gradas del campo. Los Lake acababan de entrenar en la otra mitad del césped y como todos los viernes, a nosotras nos tocó ensayar la coreografía en el lugar oficial del partido.