Final: Lo que pasó en la primera noche

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"Desde esa noche solamente pienso en ti"

Llegaron al río de Busan, ah, una vista maravillosa de noche.

Lástima que ninguno de los cuatro caballeros recordaría algo de allí. Alguien los haría pecar y olvidar, pero sería un secreto hasta la tumba.

Entre risas y empujones bajaron del Mercedes y se pararon en la orilla del río, éste daba directamente al mar solo un poco más lejos.

—Oigan, todo re cool, pero tengo contactos y me están esperando en un lugar— Habló Frank.

Se dejaron hacer y llegaron a un bar de strippers masculinos.

A ninguno le importó el lugar, solo necesitaban pasarla bien. Y quizás el efecto de la droga solo los afectaba internamente, pero frente a otras personas parecían completamente cuerdos.

Eso fue lo que pensó un chico pelinegro que los vio entrar. Qué parecían completamente normales.

Nunca escogió a los clientes para los cuales bailaría, solo, siempre lo escogían a él y ya. Pero cuando vio entrando a los cuatro caballeros se le hicieron sumamente atractivos, la belleza y el porte de elegancia en los cuatro hicieron qué tal vez, y sólo tal vez, su avaricia por tener un poco de dinero extra para él y su hijo, se encendiera.

Al ver que los recién llegados, se acomodaban con otro grupo, otros cuatro hombres, supo que no iba a ser fácil con solo él, pues seguramente todos querrían tocarlo y definitivamente no todos estaban igual de buenos.

Supo que necesitaba ayuda de uno de los mejores.

Drake, como buen mejor amigo, lo acompañó y ambos con coquetería y sensualidad dieron un show de baile personal y sumamente candente a los ocho hombres. Win no pensaba que uno de ellos iba a llamarlo para sentarse en sus piernas. Dudó, pero lo hizo.

—Bailas espectacular, ¿te lo han dicho?— Le puso una mano en la cintura.

De la nada se puso tímido. La voz del hombre era ronca y excitante. Claro que muchas personas le habían dicho que su baile era impresionante, pero oírlo de esa voz tan... peculiar, le hacía sentirse pequeñito y tímido,

—N no... gracias.— Murmuró bajito.

—No tienes que agradecer, pero es una lástima que nadie te lo haya hecho saber.—

Se sintió raro por esas palabras dichas en tono reconfortante.

—Mira, bonito. Quiero conocerte, pero me incomodan las miradas que te están lanzando aquí.— Le acarició la cintura y Win sintió una pequeña descarga eléctrica recorrer por toda su espina dorsal —¿Hay algún otro lugar?—

—H-hay... una habitación, pero casi nunca se usa—

Hacía tanto tiempo que nadie se portaba posesivo con él, incluso ninguno de los clientes que buscaban solo compañía; y eso que él nunca se "alquilaba".
El hombre le pidió que lo guiara, así que se aventuró tomando la pálida mano contraria y caminaron entre mesas y personas para llegar al pasillo largo que daba al baño y a las únicas dos habitaciones que habían allí. Entraron a una. Oscura, pero no completamente.

Había luces de neón que parpadeaban dando un aire más erótico a la pieza. Caminaron aún con las manos tomadas hasta la cama matrimonial. Allí se sentaron en la orilla, frente a frente.

—Soy, Bright, bonito— Habló primero el castaño con coquetería.

—Sonrió genuinamente —Win...— Movió la cabeza en señal de respeto.

Stripteases [Every Night] From TodayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora