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Veo mi reflejo en el espejo y aun asi siento que estoy como en un sueño o en algun cuento de hadas. Con un simple pero hermoso vesido blanco y a minutos de casarme con el amor de mi vida.
Escucho un suspiro detras de mi y giro sobre mis talones, aunque sabia perfectamente quien era.
-Debes dejar de llorar, pensaran que te golpee o algo.- Hizo una mueca al oirme y se acerco para abrazarme.
-Te amo hermanita, estoy muy feliz de que al fin encuentres a quien te haga feliz.- Sobo mi espalda y me apreto mas hacia el.
-Gracias Kai, aunque técnicamente yo soy cinco minutos mayor que tu.- No perdi la oportunidad de recordarle que era mator que el.
-Y otro bello momento que destruyes en segundos.- Rodo los ojos y reí.- Como sea, es momento de ir.
Suspire nerviosa y sali de la habitacion detras de el.
A lo lejos se podia ver a los invitados, que en verdad no eran muchos, si no los nuestros mas intimos y queridos allegados.
-Se que esto deberia hacerlo papa, pero aun asi quiero que sepas que el esta muy orgullosos viendote desde donde sea que este.- Dijo con una leve tristeza mientras sujetaba mi brazo.
No respondi, sabia que si lo hacia acabaria llorando y no era la mejor idea, aunque inevitablemente una lagrima rebelde resbaló mi mejilla.
Con nuestros brazos entrelazados comenzamos nuestro camino hasta el pequeño altar.
Mordi mi labio tratando de conter mi llanto.
Me miro y nuestros ojos se conectaron formando una gigante sonrisa en nuestros labios instantaneamente. Se veia hermoso. Siempre lo hacia, pero hoy contemple su belleza como si fuera lo unico que pudiera hacer en mi vida. Sus rizos se movian por la leve brisa que habia en el hambiente, sus ojos brillaban por la felicidad y su sonrisa no podria ser mayor.
Simplemente hermoso.
Kai beso mi frente y abrazo a Ben antes de alejarse unos metros hasta su lugar.
Mire a nuestro alrededor. La arena calida bajo mis pies hacia todo mas comodo, el mar estaba calmo y con un hermoso color azul. Las flores blancas alrededor del pequeño altar hacian todo mas delicado y el ruido de las gaviotas a lo lejos volvia todo mas natural.
-Ante la vista del mar tras nosotros, y la precensia de todos sus seres queridos; señor Pavard, acepta usted a la señorita Kaira Havertz como su esposa, para amarla, cuidarla y respertarla hasta el ultimo de sus dias?.
-Acepto.- Contesto con su sonrisa aun imborrable.
-Señorita Havertz; acepta usted al señor Benjamin Pavard como su esposo, para amarlo, cuidarlo y respetarlo hasta el ultimo de sus dias?.- Cuestiono de nuevo.
-Claro que si.- Afirme con mis ojos fijos en los suyos color avellana.
