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-Bien, oficialmente empieza el descanso- Onu se levanto, agarrando sus papeles y acomodándolos en su maletín, procediendo a abandonar la habitación. Los países soltaron un suspiro ante eso, relajándose momentáneamente ante el corto receso de 15 minutos. Algunos de ellos se levantaron de su asiento, yendo donde sus amigos a iniciar una conversación de cualquier cosa que pudiera distraer su mente de la reunión, otro por otro lado sacaron algún tipo de bocadillo, no se aguantaban las ganas de comer.

-¡Perú!- Chile se lanzo a abrazar el cuello del contrario, la acción era tan normal entre los latinos que a nadie le importo -¿Qué trajiste?- el sureño miro con interés la lonchera de su hermano, unos cuantos sándwiches y cajitas de jugo. Miro con más atención, bingo, un jugo con sabor a mango ¿Qué cara debería poner? Todo sea por esa caja de jugo.

-Tomalá y vete- al ver su interés en el jugo, simplemente cedió aquello, le entrego esta además de un sándwich de pollo.

-Gracias- y se sentó a su lado, disfrutando del sándwich.

-¡Yo quiero el de naranja!- Colombia rápidamente se acercó, no quería verse envuelto en una pelea por la última caja de jugo naranja como la última vez.

Rápidamente sus demás hermanos siguieron su accionar, cada uno pidió un frugo y su sándwich, ante la mirada celosa de los demás presentes, el claro amor del peruano por su familia causaba envidia, ellos también querían tener a alguien así, pero lo único que tenían era a... alguien debían de tener ¿No?

Perú recibió la mirada de los demás países, sabía lo que querían.

-Yo, hice demás- se sonrojo por sus próximas palabras -Así que pueden tomar unos cuantos- sacó otra lonchera más grande de su mochila, con más sándwiches y frugos para los demás países.

(ノಠ益ಠ)ノ彡┻━┻

-Una pequeña masita de ternura e ira- Ucrania comentó, sonriendo con el sándwich en sus manos. Era muy tierno, solo que aún podía recordar como neutralizó a un hombre más grande y musculoso que él.

Que bellos recuerdos.

Cuando su padre aún estaba vivo, recuerda que era un gran amigo del peruano. Recuerda que no sabía quien era aquel país hasta el día en que lo conoció, sabía de el porque su padre hablaba de él pero nunca lo vió.

Hasta que en medio de sus ejercicios matutinos, vió a uno de sus soldados en medio del campo de batalla, lo conocía porque había salido vencedor las últimas tres semanas. Era un buen soldado, solo que algunas veces era muy impertinente. Se preguntó que hacía él ahí, si aún no era hora de la lucha entre soldados, no pudo escuchar todo con claridad pero sabía que por las pocas palabras que había logrado entender, y por el tono burlón que poseía, que probablemente se estaba enfrentando a alguien.

Solo que no vió a ese alguien, no creía que en la última pelea el cabezazo que recibió de su adversario le habría hecho daño para llegar al punto de discutir con el viento ¿O sí?

Dejó de correr al ver la escena ¿Esa era una persona? ¿Porqué era tan pequeñita? ¿No comía bien? O espera, él era el oponente de ese soldado y con quien discutía fervientemente. A su corta edad, no sabía todas las cosas que le estaba gritando al más grande, pero debía de ser algo malo al ver su tez ennegrecerse y su sentir su furia a flor de piel.

-¿Qué cosas dices cojudo? Sigue hablando así y te sacó la michigan ¿Quieres pelea? Pues peleemos mierda- Ya había asegurado que perdería, pobre chico, pero uno también debía saber su propio límite. Y más si era un soldado.

Le sorprendió ver al pequeño escabullirse, como una serpiente. Evitando cada golpe logró acercarse más al hombre, desapareciendo del campo de visión de este en un movimiento. En una ágil maniobra el pequeño ya se encontraba encima del hombre, sentado sobre los hombros de éste y ahogandolo con sus piernas ¡Se van a caer! Ese chico llevó todo su peso hacía atrás, arrastrando con su acción el cuerpo del hombre.

El cuerpo del soldado cayó, mientras que su adversario, antes de caer con él, impulsandose por la inercia logró pasar al frente, cayendo sobre el estómago del hombre y no debajo de él, como parecía que acabaría. El gran soldado pudo respirar con normalidad, por unos cuantos segundos, la rodilla de quien consideraba inofensivo, se puso encima de su garganta, dificultando de nuevo su respirar.

-"Que salvaje"- pensó en primer lugar el ucraniano, no había dejado ninguna oportunidad para contrarrestar sus ataques, todos los cuales atentaban un punto vital -"Me gusta"- desde ahí, tubo una secreta admiración por el peruano.

Enano Gruñón [Todos x Perú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora