Capítulo 24.

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- Eres tan parecido a tu madre.

- ¿Mi... mi madre? ¿Conocía a mi madre? - preguntó con mucha curiosidad.

La mujer dejó de tocarlo y volvió a su tarea. Intentó tejer pero tenía la mente en otro lado y le era imposible hacerlo. El omega, por su parte, continuaba esperando una respuesta y no paraba de mirarla fijamente. Ante su insistencia decidió hablar y aclarar el tema.

- Es difícil de explicar - empezó mientras observaba el cielo. - Al principio, creí que la conocía incluso mejor que a mí misma; luego, casi fue como una desconocida.

- ¿Cómo la conoció?

- Conocí a tu abuela, ¿por qué no conocería a tu madre?

- ¿Entonces fue mi abuela quién os presentó?

- Sí y no, es complicado.

- Señora, llevo toda mi vida intentando saber que pasó con mi madre. Nadie me dice nunca nada y solo recibo las mismas respuestas.

- Yo no puedo decirte mucho tampoco.

- Al menos algo, con eso me basta.

Yibo controlaba el nudo de su garganta aunque sabía que pronto ya no podría. La esperanza de conocer más sobre la mujer que le dio a luz creció pero junto con ella vino el miedo y la incertidumbre.

- Tu madre... era una joven muy hermosa y con un gran corazón, al igual que tú.

- Si era buena, ¿por qué se fue? ¡¿Por qué nos abandonó?! - su tono era de reproche pero en su interior más que odio había sufrimiento.

- ¡Ella nunca te abandonó! - la alfa subió la voz para que sus palabras se quedaran clavadas en sus oídos y su corazón. - Ella te quería y mucho. Estaba muy contenta cuando quedó embarazada, siempre con un brillo en sus pupilas y una sonrisa en sus labios. 

- ¿Por qué se fue? - comenzó a llorar tras lanzar la cuestión.

- Se fue... simplemente se fue pero no de la manera en la que te han dicho.

- ¿Entonces...? - su voz se quebró.

- Tu madre... estaba muy enferma, A-Yi. Llamaron a varios médicos y curanderos pero la única forma de que ella se salvara... era matándote a ti. La enfermedad la atacó más fuerte debido a la gestación y la única solución era unos medicamentos que te ponían en peligro. Por mucho que tu padre le rogó, ella no pensaba dejarte... y no lo hizo hasta que llegaste al mundo.

Ambos lloraban en silencio. La tarde soleada se había transformado en un día gris y el viento sonaba por entre la madera de los árboles empeorando sus estados.

- Ella... murió por mi culpa.

- No es tu culpa, no vuelvas a decir eso - lo miró furiosa considerándolo como un tonto por pronunciar aquello.

- Sí lo es. Mi padre sabe que lo es.

En esos momentos un recuerdo de cuando era pequeño le vino a la cabeza. Nunca le pudo dar un significado pero ahora sí.

___

- ¡He dicho que no te cubras!

La anciana abrazó a su nieto asustado y a punto de llorar.

- ¡No te comportes así con él!

- ¡Quiero que aprenda a no ser tan débil! ¿Por qué tuviste que nacer omega?

- ¡Él no tiene culpa de nacer así! ¡Al igual que no tiene culpa de...!

La mujer quedó callada por una bofetada del hombre.

𝐴𝐿𝐹𝐴 (𝑍𝐻𝐴𝑁𝑌𝐼) | Finalizada (CORRIGIENDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora