Hongjoong se despertó ya que la puerta era tocada de manera insistente, y aunque ya pasaba de las 11:00 a.m. él quería seguir durmiendo.
—¡Voy!— Grita mientras baja con rapidez las escaleras y termina de amarrar el cordón de su bata, una vez frente a la puerta, toma el pomo de esta para abrirla y la sorpresa que se lleva al ver a aquella persona sosteniendo un ramo de flores, pudo identificar que eran violetas, sus flores favoritas.
—¿Es usted Park Hongjoong?— El peliazul asintió y aquel sujeto le extendió el ramo de flores. —Esto es para usted, por favor firme aquí de recibido.—
Hongjoong aún consternado toma la tableta para firmar y recibe entre sus manos el racimo mirandolas brevemente antes de reaccionar y seguir a quien se lo ha entregado.
—Disculpe, ¿quién las ha enviado? — El sujeto se giró para mirarle y simplemente se encogió de hombros.
—No se me ha informado, permiso, buen día.— Y tras decir aquello se retiró del lugar, arrancando su auto y comenzando a conducir.
El chico de cabellera azul, miró de nueva cuenta las flores y las llevó a su rostro para percibir el aroma que estás emanaban, sonríe contento y vuelve dentro a colocarlas en um jarrón con agua.
. . .
—¿Entonces no sabes quién las envió? — Pregunta Yeosang mientras observa las flores y espera a que Hongjoong vuelva a la mesa con el café para ambos, aquel día tocaba que se reúnan como buenos amigos que son para platicar de lo que ocurrió en el transcurso de los días que no se han visto, tienen establecido un día para verse.
El anfitrión vuelve con su mejor amigo con dos tazas con aquel rico brebaje caliente y deja una frente al rubio.
—No, Yeo... Me preocupa que las vea Seonghwa aunque de igual manera no sé como vaya a reaccionar ya que no le importa mucho lo que ocurra aquí. — Dice lo último un poco desanimado pensando en su esposo, aquella persona que se había casado con él y que el día de su boda solamente le dio un casto beso en sus labios, aquella persona de la cual se había enamorado y él mismo se propuso enamorarle.
Cuando Hongjoong ya estaba profundamente enamorado de él, Seonghwa apenas si lo notaba debido a las atenciones que tenía para con él ya que trabajaban en la misma oficina.
El chico había aprendido como le gustaba el café y siempre llegaba puntual con este a su oficina, a pesar de no recibir nada por parte del mayor, al en ese entonces pelirrojo no le importaba, estaba cautivado por él, por su porte, su profesionalismo, su elegancia y su belleza.
Hongjoong miraba su café un tanto triste sin haberle dado ningún sorbo, recordar que su esposo ni una luna de miel le había dado después de su boda, le hacía entristecer aún más pero dentro de todo su amor por él no cambiaba.
—Llegué.— Se anunció su esposo en la entrada mientras cerraba la puerta y quitaba sus zapatos, dejando sus pertenencias en el sofá, tanto Hongjoong como su amigo se voltearon a verle y el peliazul se puso de pie para saludarlo una vez que el más alto se adentró en la cocina, se puso de pie y con una sonrisa se acerca para darle un beso en sus labios que apenas fue correspondido, siempre era así.
La atención de Seonghwa se posó en las flores en la mesa una vez que se separaron y su esposo esperaba alguna reacción pero no hubo ninguna, Yeosang no podía estar más incómodo así que se concentró en su café.
—¿Quieres cenar algo, cariño?— Pregunta el menor.
—Más tarde, tomaré una ducha.— Dice el mayor y observa ahora que tienen visita para saludarle con un leve movimiento con su cabeza y se retira del lugar yendo escaleras arriba.
—Te hubieras casado con una roca, es más expresiva que ese hombre.— Yeosang habló una vez que se encontraban nuevamente solos y un suspiro abandona sus labios y vuelve a tomar asiento para seguir platicando con él de algunas cosas más hasta que tuvo que irse.
Se dedicó a preparar la cena y una vez que estuvo lista se acercó al inicio de las escaleras para llamar a su pareja anunciando que su comida estaba lista. Antes movió las flores a un lugar más escondido para evitar cualquier inconveniente con su esposo.
Este se adentró en el comedor y su plato estaba servido ya, pero sólo había uno, el suyo, no pasaba por alto aquello ya que su menor siempre le acompañaba a cenar, pero este se encuentra lavando los platos en absoluto silencio cuando aquel enano era un completo parlanchin.
Frunce el ceño sosteniendo el cubierto en su diestra y mira su cena, siendo aquello su comida favorita, se siente mal comer aquello solo.
—Hongjoong.— Habla el mayor y el chico concentrado en su tarea sólo emite un sonido indicando que le había escuchado sin dejar su labor. —Joong. — Vuelve a hablarle y esta vez se gira a mirarle debido a la insistencia.
—¿Qué pasa, Hwa?—
—¿No vas a cenar?— El menor niega y vuelve su atención a los pocos trastes que restaban.
—Ya cené con Yeosang más temprano. — Aquello era mentira.
Seonghwa apretó sus labios y no dijo nada más, disfrutó de su cena ya que sabía de sobra que su esposo cocinaba delicioso.
Al terminar, el peliazul continuaba recogiendo y manteniéndose ocupado para evitar llorar, sin saber exactamente porqué quería hacerlo, aquella situación era de todos los días, ¿Qué ha cambiado ahora?
Seonghwa lavó su plato y cubierto colocándolos a secar, su atención nuevamente va a las flores, sabe que han sido escondidas a un lado del refrigerador por su esposo; seca sus manos y se retira a su habitación para alistarse a dormir, una vez que aquello ocurrió, Hongjoong pudo liberar el aire que no se dio cuenta que había estado conteniendo y dd igual manera el nudo en su garganta pero este se vuelve un sollozo el cual calla con su diestra y llora en un intento de hacer que su corazón deje de doler, tomando asiento en el sofá, más lágrimas desbordan de sus orbes hasta que se queda dormido una vez que él mismo buscó la comodidad recostandose en el mismo mueble.
Más tarde, Seonghwa se extrañó de que su enano no haya llegado a la habitación, baja en silencio y lo encuentra dormido hecho un ovillo en el sofá buscando en si mismo obtener algo de calor. El mayor no tarda en tomarlo entre sus brazos para llevarlo a la cama, le recuesta en su lugar de la cama y le arropa, observándole por lo que parecen largos segundos finalmente se inclina a besar su frente agradeciendo que no de haya despertado en el transcurso a la habitación.
Procede a dormir en el lugar de la cama que corresponde al menor y por primera vez ocurrió aquello, por primera vez empezaba a cambiar la rutina.
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Ramito de violetas. ¦ Seongjoong.
Fiksi PenggemarHongjoong sólo quería que su esposo fuera más romántico.