Naruto se encontraba caminando por las calles de Konoha, este se encontraba molesto ya que su sensei, Hatake Kakashi, no lo quiso entrenar ya que según él, debía entrenar y preparar a Sasuke para la última etapa de los exámenes chunin, Naruto por supuesto le dijo que Sasuke no era el único que había pasado a la etapa final, sin embargo, Kakashi sabía que Naruto diría eso, así que le dijo que le había conseguido a alguien para que lo entrenara, Naruto por supuesto que se había emocionado al escuchar aquellas palabras, sin embargo, aquella emoción desapareció cuando vio quien era la persona que Kakashi le había conseguido para que lo entrenara, aquella persona era Ebisu, un Tokubetsu Jounin, la persona encargada de cuidar y entrenar a Konohamaru y una de las tantas personas dentro de la aldea que lo juzga por algo que no es.
Al verlo, Naruto se molestó con Kakashi y se fue del lugar sin decir ninguna otra palabra, el peliplata solo se confundió ante esto ya que Ebisu fue quien se ofreció a entrenar a Naruto, ya que este, quería hacer las paces con el ninja rubio tras haber tenido una pequeña charla con el Sandaime Hokage.
El rubio simplemente corrió hasta que se detuvo en el puesto de ramen de Ichirakus, el rubio lo miro por unos minutos, pero al cabo de unos instantes, desistió de su idea y simplemente se alejó del establecimiento caminando con sus manos dentro de sus bolsillos mientras miraba el suelo.
Continuo caminando, sin algún tipo de destino, se mantenía pensativo de lo que Kakashi ha hecho por él y Sakura, ya que a ambos los tiene apartados y solo se enfoca en Sasuke, su deber como sensei es entrenar a los 3 y no solo a uno, pudo ver a los demás Jounin entrenando a sus respectivos alumnos por igual, un ejemplo seria Kurenai quien tiene a una Hyuga en su equipo y no por ser Hyuga solo se centra en ella, pudo ver como Kurenai entrenaba a sus alumnos, teniendo un breve combate para ver en que podía ayudarles, con los demás era algo similar, esto solo demostraba lo hipócrita que podía ser Hatake Kakashi.
Repentinamente Naruto seria sacado de sus pensamientos cuando una extraña llama naranja apareció frente a él, el rubio miro la llama fijamente, intento hacerse a un lado, sin embargo, aquella llama hizo lo mismo, el rubio pensaba que le estaban jugando alguna broma, así que volteo para todos lados intentando encontrar a quien fuera el dueño de aquella llama, sin embargo, se dio cuenta de que nadie se detenía a mirar aquella extraña llama, era como si no pudieran verla, solo el, al notar esto, Naruto gano mucha curiosidad así que decidió intentar algo, este se dio la vuelta y comenzó a caminar, mientras caminaba giro su cabeza mirando de reojo que aquella extraña llama flotante le estaba siguiendo, Naruto comenzó a correr pero de nada sirvió ya que aquella llama solo aumento su velocidad, el rubio al ver que no lo dejaría de seguir se detuvo.
—¡¿Quién es el maldito gracioso, muéstrate?! —le grito Naruto molesto a la llama pensando que era alguien con un Henge o algo parecido.
Naruto no recibió algún tipo de respuesta, pero si atrajo la mirada de los aldeanos que lo miraban como si este estuviera loco ya que le estaba gritando a la nada.
El Uzumaki estaba por gritar nuevamente, pero repentinamente, aquella extraña llama comenzó a moverse, el rubio no lo dejaría tan fácil así que comenzó a seguir a aquella llama.
Naruto seguía a aquella extraña llama, el inquilino dentro del rubio sentía un extraño presentimiento al ver aquella llama a través de los ojos del Uzumaki, pero al no importarle la vida del rubio, este simplemente siguió durmiendo, mientras que Naruto continuaba siguiendo a aquella llama, que, sin darse cuenta, lo había llevado a las afueras de la aldea.
Aquella llama guio al rubio hasta una especie de cueva, Naruto al ver dicha cueva, sentía una extraña sensación, pero a pesar de ello, Naruto comenzó a ganar curiosidad así que se adentró a la cueva siguiendo a esa llama naranja, mientras más se adentraban, el Uzumaki comenzaba a sentir una extraña energía o algo parecido a una energía, el rubio Uzumaki podía sentir frio como a la vez calor, era una sensación sumamente extraña, mientras más avanzaba, más sentía aquella sensación de calor y frio.
