CAPÍTULO 2

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POV BETTY

El almuerzo con Mario fue tranquilo, al terminar regresamos a Ecomoda y cada uno fue a su respectivo trabajo. Me dirigí a la oficina del doctor, para avisarle que ya estaba aquí.

Betty: Doctor, buenas tardes, ya estoy acá.

Camila: Betty! – Dijo la hermana del doctor Mendoza, quién se encontraba ahí. Camila es mi amiga desde hace unos meses, ya que se mudó a Bogotá, tiempo antes vivía junto a su marido y su hijo en Suiza.

Betty: Camila, qué sorpresa tenerte por acá.

Camila: Sí, sino que aquí el señor no fue a una cena el fin de semana, ya que según él, había mucho trabajo y quería preguntarte si eso era cierto. – Dijo mirándome fijamente. Miré detrás de ella y vi a Armando, quién también me miraba fijamente. Tenía dos opciones: salvaba a mi jefe o le decía la verdad a mi mejor amiga y hermana de él.

Betty: Sí, había mucho trabajo. Yo tengo que volver a mi oficina.

Camila: Anda Betty, ya que lo confirmaste, yo tengo que irme a trabajar. Armando, no te olvides de la próxima cena.

Armando: Está bien, Camila.

Camila salió y yo me acerqué molesta al escritorio de Armando.

Betty: ¡Lo odio! No tengo idea de qué es lo que haya hecho el fin de semana, pero usted sabe muy bien que odio mentirle a las personas, y más a su hermana.

Armando levantó la vista de los documentos que venía revisando y se levantó, quedando frente a frente.

Armando: Primero que nada, a mí no me gritas, me respetas. Yo soy tu superior. No me importa el tipo de amistad que tengas con mi hermana, tú siempre tienes que estar ahí para mí. – Dijo gritándome. Yo me asusté, nunca me había gritado de esta manera.

Betty: ¡Usted es el ser más detestable! No entiendo por qué lo salvé. – Dije gritando, caminando hacia la puerta, mientras pequeñas lágrimas caían. A los segundos sentí como me giraban y me abrazaban.

Betty: Doctor... ¡Déjeme! – Dije intentando soltarme de su agarre.

Armando: Perdón Beatriz, me excedí. Solo que estoy un poco estresado. La última colección no resultó como esperábamos.

Betty: Está bien doctor, yo tampoco tenía por qué gritarle. Como usted dijo, usted es mi superior y tengo que respetarlo. – Levanté mi rostro y nos encontrábamos a solo centímetros. Hasta que la puerta se abrió, rápidamente nos separamos al ver a Aura María.

Aura María: Doctor...

Armando: ¡Aura María! ¿Qué le he dicho de tocar la maldita puerta?

Aura María: Sí, disculpe, pero es que la señorita Karina Larson lo está buscando.

Armando: Ya le dije que yo no quiero visitas de ninguna modelo.

Aura María: Sí, señor, ya le dije, pero dice que no se va a ir hasta que hable con usted.

Armando: ¡Maldita sea!

La jornada del día estuvo buena, ya eran las ocho de la noche. Debí haber salido más temprano, pero me faltaron unos documentos y aproveché para hacerlos. El doctor Mendoza ya se había ido. Cogí mi cartera y salí de la empresa, decidí que podía ir caminando hasta mi departamento, aún era temprano. Aparte llegaría cansada y podría dormir con tranquilidad.

Sin embargo, no sabía que era seguida por un vehículo. El sonido del claxon me asustó y salté. Volteé y pude distinguir un poco al doctor Mendoza.

Betty: ¿Se puede saber qué está haciendo? – Dije acercándome a su auto, mientras lo veía a él reírse.

Entre el odio y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora