CAPITULO 1

772 97 23
                                    



Armando iba de camino a la empresa, recordando el fin de semana fabuloso que había pasado al lado de una rubia demasiado sexy. Al llegar, se dirigió a su oficina, donde esperaba su habitual café matutino. Allí estaba ella, Beatriz, su pesadilla.

BETTY:Buenos días, doctor. Aquí está su café.

ARMANDO:Buenos días. —Respondió de mala gana. Betty giró los ojos y salió de la oficina, para luego ir a la suya.

POV BETTY

Durante tres años he trabajado para Roberto Mendoza. Ha sido como un segundo padre para mí. Sin embargo, debido a su edad, tuvo que dejar la empresa en manos de su hijo mayor, Armando. Llevo un año trabajando para él y, aunque me he acostumbrado a verlo todos los días, no lo soporto. Siempre estoy resolviendo sus problemas y él ni siquiera me da las gracias. Todo es trabajo, trabajo y más trabajo, y cuando parece que no hay más, se las ingenia para encontrar algo que hacerme. Me está volviendo loca.

ARMANDO:Beatriz, quiero que le saque copia a estos documentos. —Me levanté de mi asiento y me acerqué a él.

BETTY:No lo voy a hacer. —Dije molesta porque él ni siquiera tocaba la puerta ni pedía las cosas por favor.

ARMANDO:¿Qué ha dicho? Usted va a sacar las copias y listo.

BETTY:No, hasta que no me hable de la forma correcta.

ARMANDO: ¿Qué quiere que le diga? ¿Quiere que sea cariñoso con usted? —Rió y me miró de nuevo—. A ver, mi amor, saca estas copias. —Dijo irónicamente.

BETTY:Señor Mendoza, no soy una de sus conquistas y no estoy para sus juegos. Simplemente le pido que sea educado y pida las cosas por favor. —Dije roja de lo molesta. Le quité los documentos y salí para sacar las copias. Después de unos instantes, él también salió.

Durante toda la mañana estuve de aquí para allá, sacando copias y archivando documentos.

BETTY:Adelante. —Dije al escuchar que tocaban la puerta. Era Mario, el relacionista público y mejor amigo de Armando.

MARIO:Hola, Beatriz. —Dijo tomando asiento frente a mí.

BETTY:Hola, Mario. ¿Qué tal?

MARIO:Muy bien. Pasaba por aquí para invitarte a almorzar.

BETTY:Bueno, no tengo más que hacer, que yo sepa, así que sí, claro.

MARIO:Está bien, te acompaño.

BETTY:Ok, le diré al doctor. —Ambos salimos y fuimos a la oficina de Armando.

BETTY:Doctor Mendoza, ¿desea algo más? Ya nos estamos yendo a almorzar.

ARMANDO:¿Se van juntos? —Dijo mirándonos fijamente.

MARIO:Sí, Armando. ¿Hay algún problema? —Dijo Mario, desafiándolo con la mirada.

ARMANDO:Pues no, pero lamento decirte que no podrá ser el almuerzo, porque Beatriz me tiene que acompañar a un almuerzo de trabajo. —Dijo él mientras sonreía maliciosamente. ¡No les digo! Si no hay trabajo, él busca la forma de que haya.

BETTY:Pues lamento decirle que yo no estaba al tanto de este almuerzo. De hecho, en la agenda no figura ninguna cita, doctor. —Dije victoriosa. Él simplemente me miró con una sonrisa nerviosa.

ARMANDO:Quizás me confundí de día. Vaya a su maravilloso almuerzo.

BETTY:¡Gracias! —Dije saliendo de la oficina. Mario se quedó un momento más.

EN LA OFICINA

MARIO: (tomando asiento frente a Armando) Armando, necesitamos hablar sobre cómo tratas a Betty.

Entre el odio y el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora