𝐖𝐈𝐓𝐂𝐇 ┆ ¿que pasaría si una niña con la habilidad de ver almas flotantes del más allá, accidentalmente es llevada a un universo conocido y peligroso por un alma que proviene del mismo? lo complicado de aquello era que esa alma que la llevó...
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— Hades; dios de el inframundo y la muerte... — Tradujo aquel gif que se había cruzado en pinterest. Por suerte, ahora entendía un poco más el inglés.
Hades, Atenea: dioses de la Guerra, la muerte, la divinidad, la sabiduría. Siempre fueron sus dioses favoritos. Sonrió internamente, jamás se acordaría del nombre de su otro favorito dios: El del rayo. Amaba los rayos, pero por alguna razón nunca fue capaz de memorizar el nombre.
La voz de su madre la sacó de sus pensamientos.
— ¿Ah? — La niña observó a su mamá condundida.
— Te pregunté algo. — su voz sonaba fastidiada.
— Lo siento ma, no te escuche, ¿Qué me preguntaste? — Su madre suspiró ante aquella respuesta.
— Te pregunté: Cuándo te compremos algo para tu ceguera, ¿vas a querer lentes o de contacto? — dijo, hace unos días descubrieron que ella necesitaba lentes.
— Ahhhh... — Emitió un sonido de entendimiento— haha... Lentes, porque no me gustaría que se me agüen los ojos apenas me ponga los de contacto — Respondió sin pizca de vergüenza.
— Ta' bien. — La mayor volteó su cara a la tableta que sostenía mientras jugaba los hermanos a la obra versión animada. De igual forma su madre no le importaba si tenía o no vergüenza.
El silencio restaba. No era incómodo, más bien era relajante, pero lamentablemente la niña aunque lo intentara no podía parar de hablar si no tenía algún electrónico. Aquello delataba su semblante serio y ceño fruncido que tanto le dolía por andar con cara de amargada siempre, pero era inevitable desde el día en que entró a su reciente escuela, aunque lo evitara, su ceño siempre se fruncía después de pasar los dos segundos de no hacerlo. Y eso siempre fue una excelente arma para los de su clase cuándo intentaban sabotear su poca capacidad de tener paciencia, siempre salían hullendo cuándo levantaba su puño con cara amenazante, aunque nunca se atrevería a golpearlos, no tenía la valentía y ganas de terminar en la dirección por creerse boxeadora cómo otros niños, sin embargo le encantaba asustarlos. Siempre se creían machos aún siendo niños, y esas creencias y orgullos se esfumaban en cuanto ella les ganaba en fuercita.
Rió por lo bajo, en su escuela era extremadamente deportista y siempre le ganaba a cualquiera, pero ahora, su ánimo por hacer ejercicio ya no eran los mismos cómo todos los jueves en el colegio, siendo acosada por su padre diciéndole una y otra vez que hiciera ejercicio.
Dejando ese pensamiento, revisó su teléfono con ganas de hablarle a la castaña fan de los compas: Kamila, asta que recordó que eso no era posible, habían cortado su amistad hace uno o dos meses al darse cuenta que era lo mejor. Ella era igual a todas las amigas que tuvo: falsas y envidiosas. Suspiró, ni si quiera se sabía su cumpleaños aunque siempre le preguntara, de igual forma siempre respondía <<no me acuerdo de cuándo es, pero cuándo sepa te lo diré>> y meses después en los estados de WhatsApp aparecían fotos sobre una fiesta de cumpleaños dónde había invitado a familiares y amigos, aunque yo se suponía que fuera una. Le dolía mucho ver lo que decían las fotos con comentarios lindos dándole gracias a los que habían venido <<muchas gracias por estar aquí >> << agradezco sus regalos >> Y aún así, dolida e ingenua, siempre le escribía y le deseaba un feliz cumpleaños.
