Capítulo 2: Juguemos.

268 24 5
                                    

Estaba allí. Delante de una casa enorme repleta de adolescentes hiperactivos con alcohol y drogas. Se escuchaban vibrar los cristales de las ventanas por la música y el murmuro de la gente. Porque a comparación de la música, sus voces quedaban en eso, murmuros.

Sentí unas manos que se aferraban a mi cintura por detrás. Toqueteé sus manos y cuando note que era él me tensé.

— Entrarás, ¿verdad? — susurró en mi oído. Con esa voz ronca que me vuelve loca.

Empezó a dar besos húmedos por mi cuello tras decir eso. Sentía por cada beso un escalofrío que recorría absolutamente todo mi cuerpo.

Cerré los ojos como reflejo y mi cuerpo se sensibilizó. Mis piernas empezaron a temblar y por más que quería mantenerme de pie mi cuerpo caía.

Y todo por unos besos insignificativos en el cuello.

—  S-sí, s-sí. — dije tartamudeando.

Noté como sonreía en mi cuello y dio unos cuantos besos más hasta subir a mi oreja.

—  Así me gusta — Y tras susurrarlo me mordió el lóbulo y se separó.

Cogió mi mano y sin dejarme reaccionar después de lo sucedido me arrastró hasta la casa.

Literalmente. Iba arrastrando los pies por el suelo alentando un poco la entrada a ese cúmulo de gente. Pero dio muy poco resultado ya que en poco tiempo estaba dentro.

— Venga, tómate algo. ¿De qué quieres el cubata?

No tenía ni idea de ese tema. ¿Es que hay tipos de cubata? ¿De qué? En serio, ni idea.

— Mmm...sorpréndeme.- Sonreí mostrando seguridad. La seguridad que no tenía.

Soltó mi mano bruscamente, a lo que yo no le tome importancia, y se alejo hacia la barra.

Me quede quieta mirando al suelo. No sabía que hacer. La gente bailaba entre si con vasos en las manos y yo me sentía un bicho raro entre ellos. Que lo era.

Los chicos se movían rozando a las chicas de una manera que les incitaba a escaparse tarde o temprano a una habitación o baño. Algunas chicas bailaban entre si y sumando la bebida se convertía en un lío lésbico que al día siguiente negaran. Y luego algunos chicos contemplaban a aquellas parejas de chica y chica, ya que les resultaba...divertido.

Ah, que no se me olvide a ese grupo de amiguitos que van pasándose droga como si fuesen caramelos. Lo ven tan divertido.

Como decía, soy la rara.

Sentí unos brazos pasar por detrás mía rodeándome dejando ver dos vasos delante mía. Uno con un liquido amarillo fuerte y otro con un liquido amarillo tirando a naranja.

— Elige, ¿vodka y lima o malibú y piña?

No me dio tiempo a cantar el típico pintopintogorgorito a si que escogí el que mas me llamo la atención. Malibú y piña.

Mire los vasos y supuse que era el de color mas oscuro, así que lo cogí.

— Este es mío.

— Oh nena, tampoco importaba. Los íbamos a compartir...— se incorporó delante mía sin soltar mi cintura.

Sonreí como una tonta. La tonta mas grande del mundo. O sea, tan sumamente tonta era, que al darme cuenta de lo tonta que era deje de sonreír.

— ¿Te pasa algo?—  mire la boca de la que provenían esas palabras; Zayn, y negué.

So bad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora