That's impossible

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Sobre el azuleado cielo, una gran criatura con aspecto de serpiente se alzaba en contra de las leyes de gravedad. Arrastrándose en libertad sobre las nubes blanquecinas, que a su toque se volvían iracundas nubes de tormenta que lloraban el corrosivo veneno de sus colmillos, veneno que bailaba entre todas sus enormes escamas.

La población asiática en pánico se encontraba; causando un caos terrestre ante la desesperación de su destino contra el posible enemigo gigante.

Mientras los japoneses huían en cobardía, destrozando todo a su paso, la gran serpiente desplazaba su cuerpo serpentino por los cielos, con la afilada punta de su cola golpeó uno de los edificios más grandes, destrozando vidas en el proceso del derrumbe de escombros.

Parecía que todo estaba perdido para los humanos, una gran serpiente les iba a devorar.
Entre la destrucción, caos y pánico, un dúo de esencias se mostró entre las personas, una esencia en un color negro carbón y otra con la pureza y bondad de una paloma blanquecina.
Los humanos no podían verlas, pero la serpiente si, había encontrado a su primeras presas.

Cayendo en picada desde lo más alto que la visión humana permitía, entre las nubes que lloraba veneno, salió su enorme mordedura en busca que atragantarse en un manjar del lago carmesí que lograría consumir.

Antes de cumplir su villanía, una gran mano grisacea perpetuó su cometido, dándole un golpe desde la parte baja de su mandíbula, la gran serpiente tenía su lengua de fuera, la gran mano, salida de entre la humareda que causó el derrumbamiento de un edificio, tomó la lengua del reptil, jalandola con la intensión de lanzarla a la lejanía. Logrando su acto.

Los humanos al ver volar a la serpiente contra su voluntad, detuvieron sus andadas, para observar la mano salvadora, la cuál solo había dado principio a la salida de un enorme cuerpo lleno de un pelaje negro con algunas zonas verdosas; era un enorme gorila de más de 40 metros de altura; él cual mostraba una cicatriz en su ojo derecho; su ojo derecho estaba completamente cegado.

A desconocimiento de la personas, él gran y poderoso primate también veía las dos presencias, disponía de una consciencia solo capaz de pensar en protegerlas.

Cuando el gran primate tomó entre sus manos una grúa de construcción en forma de arma, saltó a donde la serpiente fue lanzada. En ese mismo momento la serpiente bufó con feroz sonoridad, el primate dió otro salto al aire, llegando a las cercanías de las nubes de corrupción y veneno que la serpiente había creado, alzando su nueva arma, topó de frente a la serpiente, lista para morderlo.

Los humanos, como seres orgullosos, pensaban que se trataba de unas fuerzas más haya de su comprensión, las cuales intentaban apoderarse de su civilación. Representando en ese momento a la serpiente con el mal y, erróneamente, al gorila con el bien.
Pero el protagonismo de esta batalla no se lo llevaba la disputa entre quien se quedaría con el control.

Ninguno de los dos era bueno ni malo, solo bestias que luchaban por instinto... O al menos también se pensaría eso, en realidad luchaban por un motivo; proteger o destruir a las dos presencias.

Era destruir o conservar a la muerte y la vida, al mal y al bien, a la devoción y al pecado, a Lucifer y a Midoriya.

Cuando el choque entre la gran serpiente y el gran primate estaba por darse en una batalla eterna, bella y destructiva.

El sueño terminó.

[En él mundo real]

Habían pasado ya casi dos semanas desde que Izuku arremetió ante aquel hombre.

Además de Mí (BNHA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora