Sentí mis propios latidos,
oí mi profunda respiración,
dejé que se me llenaran una vez más mis pulmones,
y empezé a escribir.
Por primera vez dejé a mi pluma dar trazos por sí sola,
me permití cerrar los ojos,
disfrutar de los finos trazos que hacía mi mano,
sentir el papel temblar bajo mis movimientos
y dejar finas marcas de tinta sobre él, como cicatrices sobre la suave piel.
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Thousand words of madness
PoetryAlli donde las palabras no bastan, donde la locura y el miedo se mezclan. Donde se perdieron los gestos, y donde se busca la libertad. Hacen falta mil palabras y otras mil más para intentar alcanzar la salida, para querer ser libre. Para tener espe...