OBSESSED [#1]

Seis: La peor amiga.

Me desperté en la mañana de la peor forma, náuseas. La boca de mi estómago ardía como el demonio y ni que hablar de mi cabeza, parecía que se partiría en mil pedacitos si me movía, aunque fuese un solo dedo.

«Al menos mi cama está demasiado cómoda»

No sé si mi cama parecía más cómoda porque estaba borracha o porque me dolía todo el cuerpo. Parezco anciana de tanto quejarme.

Me rendí contra mis párpados que luchaban por abrirse y con cuidado fui aclarando la visión.

Lo primero que vi fue el marco de un espejo color café oscuro.

—Uy, qué lindo espejo. ¿Cómo no lo noté antes? —me dije.

Mi despertador no ha sonado y eso me da una satisfacción enorme. A pesar de no haber dormido mucho «nada en realidad» me siento relajada. Algo por lo menos que Jason haga bien.

Restregué mi mejilla con la almohada intentando conciliar el sueño nuevamente, era tan suave y blanda.

Abrí ligeramente los ojos nuevamente y detallé mis pies al final de la cama. «Debo depilarme las piernas» Con mis manos restregué mis ojos para despertar por completo y acuné mi mejilla con la palma de mi mano. «¿Qué tipo de almohada es esta?» Para estar segura palpé un poco la superficie en la cual me encontraba. «Nop, almohada no es»

Ladeé mi cabeza y rocé con mis labios la superficie.

Era color piel... ¿Una almohada color piel en mi cama?

Me senté sobre la cama y miré hacia el lado encontrándome con Jason desnudo, dormido boca abajo. «MIERDA» ¿Y ESTE QUÉ HACE AQUÍ?

Definitivamente solo bastó eso para despertarme por completo. Me vi en el espejo y noté que estaba totalmente desnuda. 

¿Por qué no estoy en mi cama?

Tomé la sábana de la cama y me tapé por completo, mientras buscaba mi ropa. Esos cortos movimientos fueron demasiado para mis caderas «Joder, lo que me faltaba»

Si no estaba en mi habitación ¿Qué pasó con Lidia?

Soy la peor amiga del mundo.

No sé por qué pensé que había regresado a mi habitación anoche.

Busqué rápidamente por debajo de la cama y me deslicé por el suelo buscando mis bragas, pero no las encontraba. «Bragas de mierda»

—¿Huyendo James? —Joder. Esa voz gruesa e irritante hizo que me petrificara.

—No. Yo no huyo. —contesté volteando a verlo

—Ajá ¿entonces que haces arrastrándote como larva por el suelo?

—Busco mi ropa.— Con su dedo apuntó a la silla detrás del escritorio. Estaban mis pantalones doblados, mis bragas y zapatos, pero faltaba mi blusa. ¿Había ordenado mi ropa? Lo que faltaba, un maniático del control y el orden.

—Ah... Gracias —hice un nudo con la sábana rodeando mi cuello y comencé a vestirme dándole la espalda. No sé por qué me daba vergüenza cambiarme enfrente de él después de todo.

En casi segundos, mi mente proyectó recuerdos de anoche. Lo veía deslizando su lengua por el medio de mi abdomen con una sonrisa maliciosa y... ¡Ah, Brooklyn ahora no! Debes irte.

—¿Usarás eso como blusa o...?—apuntó hacia la tela

—No. Solo debo vestirme.

—Ahhh entonces ahora se trata de vergüenza. ¿En serio tienes vergüenza después de ayer?