Siete: Fuller.

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Mensaje de Lidia

Ok preciosa. ¿Y se puede saber con quién?

Con unos amigos.

Ohhhh, entendí. Bueno, trae a mi
sobrinito intacto y yo manipulo el ADN
para que sea inconcluso. ;)

¡Lidia! Primero, aquí no hay ni
no habrá ningún sobritnito. Y segundo,
solo iremos a comer o algo, no te imagines cosas
cochinas.

Corrección, irán a comerse entre sí.

No puedo contigo.

Apagué mi teléfono antes de que escribiera otra cosa que me hiciera estallar en risas y pareciera una completa desquiciada.

Matthew conducía concentrado, sin quitar la vista del frente. Stephen solo enviaba mensajes desde el asiento trasero, probablemente a su novia. Algunas veces se sonrojaba y desviaba la mirada hacia afuera, impidiendo que nos diéramos cuenta.

—¿A dónde vamos, Matty? —preguntó Steph subiendo y bajando las cejas con una mirada maliciosa.

—Vuelves a decirme Matty y te tiro por la ventana del auto.— amenazó con completa serenidad.

—Como digas, Ma... Fuller. ¡Oh, tengo una idea! Ve a la residencia.

—¿Por qué?

—Recogeremos a unas personas.

—¿Y cuándo yo dije que podías invitar a más personas?

—Por favor, Matty Fuller —hizo ojitos de gatito y un puchero. Matt rodó los ojos y bajó la velocidad colocando el señalizador.

—¿No te importa? —me preguntó susurrando al oído.

—Claro que no, ¿por qué debería importarme?

—Porque yo quería salir... Contigo. —mis mejillas no tardaron en ponerse rosas, luego un rosado más intenso, hasta llegar a un rojo tomate. Sonreí volteando a ver por la ventana, para que Matt no lo notara. Intenté que la brisa del camino calmara mi rubor, pero nada lo hacía, seguía sonriendo como una idiota.

Matthew rio suavemente y dio la vuelta en dirección a su residencia. «Pareces niña pequeña, Brooklyn»

No tardamos mucho en llegar, el camino era bastante rápido y por suerte las calles estaban despejadas. En la entrada, cinco chicos y dos chicas aguardaban por Matt. Uno que otro rostro se me hizo familiar, por la fiesta, pero ninguno lo conocía al cien porciento.

—¿Ellos, de verdad? —se quejó Matt mirando a su amigo.

—Son amigos... O pensé que lo eran.

—No todos.

—Relájate Fuller, Dylan es más agradable cuando está sobrio y con Tania. —golpeó su hombro y salió a llamarlos. Matt rascó su frente algo incómodo e intentó saludar a todos con él mismo encanto de siempre. «¿Cómo hace eso? Yo no puedo controlar mi cara de amargura en ese tipo de situaciones»

—¿Y a dónde vamos, hoy? —dijo una chica que recordaba como Olivia.

—Fuller manda, que él te diga. —contestó Stephen.

—Hola, por cierto. Soy Olivia. —extendió su mano hacia mí. —Ellos son Dylan, Stephen, Mark, Tania, Harry, Leo y Sam... —presentó a todos de una manera muy gentil. Con la luz del día pude detallarla mejor. Era una chica muy guapa, con el cabello hasta los hombros y de color rosado. —Espera, creo que te vi en... ¡Oh, eres la chica que nos presentó Lidia! ¿Brooklyn, cierto? —asentí con la cabeza esbozando una sonrisa.

OBSESSED [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora