(Esta parte de la descripción estará en cambio constante dependiendo el progreso de la historia. La imagen no es mía, créditos a su respectivo autor)
En las situaciones extrañas no todo es lo que parece. A veces lo tangible es intangible y viceversa...
- He-hey es-espe-ra un segundo m-me podrías d-decir en dónde estoy?? -
Paso a un lado mío una chiquilla, se me afigura la edad de Eri-chan.
No saben cuánto me lleno de esperanza esa pequeña, creo que no estoy alucinando, al fin veo a alguien! pero no me responde. Parece estar llorando bajito como trabada, sus ropas están algo desga-rradas.... No, no... Tal vez por la oscuridad no veo bien y solo alcanze a distinguir una gran mancha a la altura de... No, no puede ser... Es una niña!!
CARAJO... En dónde me he metido?!
Ella sigue subiendo. Me le adelanto unos escalones y me inclinó un poco hacia ella para poder detenerla, auxiliarla y de paso a ver si me da información sobre mi paradero
- Pequeña, espera un segunda vale? no te haré daño, ven salgam... -
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Me volteo lenta muuuy lentamente. Ella sigue caminando como si nada. Pase a través de ella...
Corrí hasta llegar a la planta baja, mi respiración era agitada, veía de un lado a otro. Me empezaba a dar vueltas todo, mi cabeza estallaba de preguntas sin dejar de lado el dolor que me causaba.
Ese lugar, las puertas de cada piso se empezaron a abrir dejando salir pequeños de varias edades, bueno solo uno que otro pero ninguna puerta se quedó cerrada, como de 12 años para abajo.
Que era aquí?
Me encontraba justo al pie de las escaleras y me dirigí al primero que hallé en mi andar. Era otro pequeño de como 10 años
