Capítulo 7: El arbol del mundo

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Shang QingHua tomó entre sus brazos un pequeño conejito que logró encontrar cerca de un prado, al principio estaba un tanto confundido al encontrarse en este lugar. Creyó que su alma terminaría en un especie de olimpo o algo por el estilo; fue gracias a su sistema que noto que aunque estaba en un lugar desconocido, se encontraba en un bosque onírico. Las plantas exuberantes daban como frutos pequeñas flores de cristales, el pasto era tan suave como la seda, de hermosos colores celestes, y el cielo estaba adornado de pequeños puntos luminosos que no podían ser descritos como estrellas.

En este lugar no existía tanto el cielo como la tierra, era un lugar inaccesible para los seres vivos de otros planos, también para la gente que vive actualmente en su propio plano mundial. Era extraño, pero Shang QingHua se sentía cálido al ver el eterno cielo anaranjado, un cielo que sólo le correspondía a un hermoso atardecer, una puesta de sol teñida de traviesos rayos de sol dorados y plateados. El sol en este lugar era más parecido a una combinación extraña entre dorado y plateado, era raro en su opinión, pero nada que arruinará la estética de este lugar.

Con pasos constantes, siguió el mapa que su sistema le había otorgado después de muchas suplicas y lágrimas de cocodrilo. Era extraño pero sentía que su sistema actuaba de una forma extraña y más humana; en el pasado apenas y hablaban, siempre terminaba hablando solo como un enfermó mental de tercer grado, la voz en su cabeza era muy malo con él, le ponía feliz al menos  tener un poco de atención de su parte. Y no se le podía culpar, el sistema estaba ligado a él, y él estaba ligado ligado sistema. Estaban juntos en esto, y eso le hacía feliz, al menos no estaba sólo en este lugar tan extraño llamado el "paraíso".

—Hey, sistema... ¿Sabes cuanto tiempo tardaremos en llegar?

[Según mis cálculos, tardaremos unos diez minutos más en llegar al paso constante que usted va. Se le recomienda discreción, aunque este lugar es bastante pacífico cabe la posibilidad de que usted termine en una situación para nada favorable para su salud y su físico]

—Oh—él castaño asistió de forma desinteresada. Con sus manos acarició el pelaje brillante y mullido del pequeño conejito blanco que tanta calma le trajo en tan poco tiempo.

¿Quién lo diría?. Tal vez necesitaba una compañía linda y esponjosa para no sentirse tan sólito.
Suspiro suavemente, agradecido por lo poco que tenía ahora mismo. Era divertido caminar en compañía, ver los paisajes y dejar que la brisa de la tarde sacudiera su ya quebradizo cabello; por desgracia no se había bañado desde hace dos días, y bueno... Digamos que su cabello no era para nada brillante, tenía suerte que el mal olor fuera suprimido por varias flores secas que siempre guardaba bajo sus axilas.

Valía la pena su pequeño invento que claramente cumplía su función como desodorante de bajo presupuesto.

Era barato de hacer, y barato de vender. De alguna parte tendría que salir el dinero de sus bolsillos.

Volviendo al tema principal.

Shang QingHua logró llegar a un extraño claro, era el único lugar donde el cielo anaranjado no podía llegar. Para su propia incredulidad y desconcierto, el cielo donde se encontraba el árbol árbol mundo era negro. Como la noche más oscura, sin estrellas o algún tipo de luz extraña... Era perturbador, su pequeño cuerpo no pudo evitar temblar por el rechazo, su cuerpo ahora mortal era incapaz de moverse.

Estaba aterrorizado...

El conejito en sus brazos chilló, no pudo evitar soltarlo rápidamente al notar como el pobre animal usaba todas sus fuerzas para alejarse de esa extraña miasma. El olor a muerte era fuerte, era el unico defecto en un hermoso oasis parecido al parecido.

Avión ya no será parte de esta mierdaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora