| 4 |

442 48 0
                                    

Día cuatro: Llorar en tus brazos







Mis lágrimas caían gota por gota, un recuerdo perdido se hizo presente, un recuerdo perturbador... Un hombre acabando con su vida, tirando de un rifle justo en su cabeza, y alguien encontrándome y alejándome del lugar... Poco encantador era aquello, pues ya tenía una idea de quién podría ser; y aquello me molestaba.

Los rasguños de mis extremidades eran poco notorias, pero dolían...
¿Ansiedad? La sufría, y aquel recuerdo hizo que una culpa y sentimiento de tristeza me invadieran por completo.

— Al... ¿Estás bien? ¿puedo entrar? — su voz... Su voz de preocupación. No me gustaba que sintiera que era aquello, eso era lo menos que quería. Odio el sentimiento de sentirme una carga, odio el sentimiento de ser una molestia.

Me hice un buñuelo entre las sábanas, y intenté no escapar el más mínimo sonido. Aunque sentía que en cualquier momento Ecuador entraría, y así lo hizo...

— Ale... Cariño, ¿otros de tus ataques? ¿deseas que se te pase o te doy uno de los tranquilizante?

Destape mi rostro de la sábana, y deje que mis ojos tristes lo mirarán.

— Estoy bien...

Me miró con una gran preocupación, y luego... Luego procedió a abrazarme, a darme un dulce beso en la frente y acariciar mi cabello.

— Estoy para aquí para ti, en las buenas y en las malas. Te ayudaré todo lo que pueda para hacerte sentir mejor.

Abrí grande mis ojos, y lágrimas finas empezaron a derramarse por mi mejilla. Lo abrace fuerte, e intenté mantenerme más en calma. El empezó a cantar, parecía una melodía para niños... Una canción tranquilizante, que me dejó caer en los brazos de Morfeo.

Terminé dormido, llorando en sus brazos, mientras el me reconfortaba con su sola presencia.

Lo amaba, de eso no tenía dudas.





¡Día cuatro! (Noche otra vez, cof, cof) ¡Cuídensen! Y si tienen dudas, no olviden dejarlas en los comentarios (;

ALECU WEEKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora