"En el Salón de Conferencias"

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Poderoso, altivo e incansable, así se veía Sandu Shengshou en esos momentos, sentado en su trono, con el handu de líder de secta que debe usar al atender conferencias. Su coleta alta le hace ver más feroz y respetable. Últimamente ha decidido usar ese peinado en esas ocasiones, así hacía que los otros líderes le miraran menos, pero en Lan XiChen provocaba más deseo. El vinagre le bullía, si por él fuera, encerraría a su esposo para que nadie le viera. Sabía de antemano que más de uno miraba a Jiang Cheng con más que respeto, lo ha visto con sus propios ojos y ha tenido que apretar el mango de Shuoyue para no lanzárseles a la yugular. Admira la diplomacia con la que habla WanYin frente a los hombres que han pedido una reunión con él, el tema a tratar: comercio.

—Es lo que podemos aceptar —delega el líder de secta de Yunmeng, sin lugar a rebatir.

Los hombres se miran entre ellos, piden un momento para hablar. XiChen sonríe desde el fondo de la sala, ha capturado la atención de su esposo, parecía tan fastidiado. El Lan entrecierra los ojos y afila la sonrisa, prometiendo con esos gestos que le atendería en cuanto terminara sus asuntos. Los pómulos del Jiang se polvean de rosa, un sonrojo discreto que trata de ocultar tras su mano. La discusión continúa por un rato más, Huan se entretiene pensando en lo que le haría el día de hoy a su bonito esposo. ¿En el suelo? ¿En una de las paredes? Tal vez estampar su espalda en una de las columnas o amarrarle las muñecas y tomarlo por detrás.

Recibe la mirada de advertencia de Jiang WanYin, sabía lo que estaba pensando y, aunque no lo admitiera, sabía que tenía curiosidad por saber lo que estaba planeando. Con tal de complacerse, termina la reunión, aceptando sin miramientos lo propuesto por aquellos hombres, eso sin perjudicar su secta. Es Lan XiChen quien los despide en la puerta de la sala de conferencias, una vez los hombres se han alejado lo suficiente y ha despachado a los guardias y personas de confianza de Jiang Cheng, cierra la puerta y coloca un par de talismanes silenciadores. Se gira con elegancia, colocando su brazo derecho en su espalda, como dictaban las formalidades. Mira aquella belleza feroz, sentado altivo, esperando a por él.

—Acérquese, Zewu-Jun

Sonríe divertido, así que jugarían a eso. Obedece a la orden, dando pasos cautelosos. Cuando está lo suficientemente cerca, se arrodilla, mostrándole respetos al líder de secta de Yunmeng Jiang.

—Mi señor —reverencia.

Jiang Cheng sonríe complacido, estira la mano que tiene a Zidian, Huan la toma y la besa con devoción. Bajo la mirada severa de Sandu Shengshou, se rebaja, quita el calzado derecho, masajea antes de dejar unos cuantos besos en la planta del pie; se pasa al lado izquierdo, repitiendo el proceso. WanYin se estremece, pero trata de no cambiar su gesto ceñudo, demostrando su posición. Eleva las caderas, facilitándole el trabajo a su esposo de quitarle el pantalón.

Sus piernas son apretadas, besadas y lamidas, veneradas como sólo XiChen sabe hacer. Se cuela por las túnicas, acercando su rostro a la pelvis. Lame la extensión de aquel miembro, queriendo complacer a su señor. Engulle la extensión a la mitad, que era lo que su boca le permitía. Jiang Cheng eleva el rostro al cielo, soltando una gran exhalación de placer. Cierra los ojos, sus manos aprietan los reposabrazos, jadea y los dedos de sus pies se retuercen con goce. Lan Huan se encarga de mantener su trasero pegado al asiento, desesperando a WanYin.

—Tu boca... no es suficiente... —reclama, con la respiración agitada y removiéndose, quería más libertad, quería follar la boca de XiChen.

—Hoy WanYin parece desesperado —pronuncia, con el tono ahogado por las túnicas, comenzaba a hacer calor ahí adentro.

—Estoy estresado —se justifica.

Lan Huan suelta una risita, mandando la vibración de sus cuerdas vocales por el sensible pene del de vestiduras moradas. Jiang Cheng siente una punzada en su vientre, eso se había sentido especialmente bien. La cadera de su lado izquierdo es abandonada para que su miembro sea envuelto con esa mano. Su base es apretada y masajeada, sus testículos también reciben atención de vez en cuando. La saliva de XiChen resbala hasta perderse en los pliegues de su ano. Jiang Cheng se muerde los labios y cierra los ojos, tratando de evitar la salida de sus lágrimas provocadas por el placer.

"POR TODO MUELLE DE LOTO" (XICHENG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora