XVIII

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Dentro de poco se nos asignarán misiones para comenzar con el trabajo duro y así prosperar con las ideas locas que tienen estos chicos. Hoy me levanté decidida a comenzar de buen humor, pero con lo primero que me encontré fue con la cara de Pain.

Sentado en la cocina, siendo el centro de atención en la punta de la mesa como es típico de los tipos que toman el mando de la familia. A veces analizo mejor esta clase de situaciones y me doy cuenta de que pienso tanto, que me irrito sola. Uno vive más feliz en la ignorancia.

— Uzumaki Abby, llegas tarde — me observa entrar a la habitación sin expresión alguna, ese tipo parece un muerto vivo.

— Perdona, es que madrugar no es mi fuerte — le respondí a la vez que me encogía de hombros y me dirigía a la cocina a servirme un té. "— Son las doce del mediodía" escuché murmurar a Konan.

— A partir de ahora vas a tener que esmerarte más, formas una parte fundamental de nuestro plan y no te veo muy dedicada. Vas a tener que entrenar en lo que viajas y completas misiones. — como siempre, hablaba en su característico tono imponente. Aquél que te hacía aceptar cualquier tipo de obligación que él te diera, no porque seas sumiso, sino porque no te cae tan mal como debería.

Sin embargo, no pude evitar reír con amargura. Últimamente lo estuve pensando —¡valga la redundancia, Abby! Deja de pensar por un momento o acabarás perdiendo la cordura— y llegué a la conclusión de que mi rol aquí es completamente innecesario, ya que no sirvo para nada. Es decir, ¿qué tengo de especial? Nadie me ha comentado nada, no sé qué parte importante del plan puedo llegar a formar. Creo, aunque me gustaría no hacerlo, que el simple hecho de haber entrado aquí se debe a que Itachi se enteró de que yo andaba vagando por todos lados desde que murió mamá y seguramente les haya pedido que alojen a la pobre indigente a la que todos acabaron teniéndole lástima.

No pude evitar hacer una expresión de enojo a causa de todo lo que pasaba por mi mente en este momento, y sin querer me tiré agua hirviendo en la mano por distraerme como una idiota.

— ¿Estás bien? — escucho a Itachi, quien se encontraba a mi lado enjuagando la taza que había acabado de usar. Yo asentí con la cabeza, y de pronto el toma de mi mano y la ubica bajo el agua fría del grifo.

Ya hacía dos días que todo había sucedido, o sea, dos días que empecé a salir con él. Sí la Abby pequeña se enterara de esto, estaría saltando en una pierna. Es más, si algún día tengo la posibilidad de viajar al pasado, lo que haré es ir a mi casa y contarme esto.

Aunque si hiciera eso debería contarme también todo lo que me depara el futuro... mejor no.

Sin embargo, no es tanta la emoción que tengo a esta altura de la vida. Quiero decir, estoy feliz porque jamás creí que podría estar con él, que es la persona que más amé en toda mi vida. Pero si admito que me gustaría que esto hubiera pasado antes.

Antes de que perdiera todo.

— Y por cierto, felicidades — la voz de Pain me sacó de mis pensamientos. Yo lo miré confundida ante su comentario, y pude apreciar cómo todos voltearon a verme con una sonrisa, salvo Sasori y Deidara — A veces pareces tan infeliz que olvidé por completo felicitarte por algo bueno, deberías estar más contenta ahora — agrega. Aquella acotación hirió un poco mi ego.

— ¿Perdón? — lo fulminé con la mirada ante lo de "infeliz", pero luego volví a mi semblante confuso — ¿Felicidades por qué? — pregunté. Pain posó su mirada en mí, alzando una ceja.

Sentía cómo todos me observaban expectantes ante mi reacción, y todos aquellos ojos sobre mí me ponían muy nerviosa. Nuevo logro desbloqueado: ansiedad social.

Under your skin » 𝘥 𝘦 𝘪 𝘥 𝘢 𝘳 𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora