Capítulo 4

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Chaeyoung estaba recostada sobre su cama con el seño fruncido, era viernes y ya extrañaba a la chica de tez pálida, se habían mantenido hablando por mensajes, pero Dahyun seguía rechazando la idea de juntarse en el bar otra vez, argumentando que al día siguiente tenía trabajo.

Su mente comenzaba a jugarle malas pasadas, enojándose ante la idea de la abogada evitandola. Pero no era para nada eso, pues Dahyun ese viernes por la noche realmente quería distraerse, pensar en el caso y en la próxima acción que debía tomar frente a eso la sobrepasaba, y Chaeyoung la vez pasada fue una excelente compañía.

Llegó del trabajo, se cambió por algo más cómodo y salió de su casa dispuesta a dejarse llevar, sus fines de semana eran libres e imaginar un sábado todo el día bajo sus mantas era tentador. Tomó un taxi para llegar más rápido, y sin que ella pudiera notarlo, los dos ángeles del mal se subieron con ella.

Cuando estaba por llegar envió un mensaje a la que sería su acompañante, y al bajar del vehículo, la figura de la chica ya estaba allí con su brillante y juguetona sonrisa.

— Al fin, si no venías, iba a rastraerte o algo — Dahyun rió — No es broma

— Claro, ya vamos adentro, me estoy congelando aquí

— No te preocupes, en un momento entraremos en calor — Dijo Chaeyoung mientras rodeaba los hombros de Dahyun y las dirigía al bar.

Claramente lo hicieron, reir hasta que sus mejillas estaban rojas acompañadas por el alcohol, Chaeyoung es demasiado graciosa y Dahyun no puede evitar seguirle el juego.

En algún momento comenzaron a bailar, pero esta vez, la chica de juguetón hoyuelo aprovechó de acercarse más a la abogada, rodeando su cintura y juntando sus cuerpos de vez en cuando, desatando un montón de sensaciones y cosquilleos en Dahyun, quien intentaba mantener la compostura y no ceder tan fácil.

No es el tipo de persona a la que le gusten las cosas pasajeras, tiene miedo de ceder y que Chaeyoung se vaya, ha perdido demasiadas personas en su vida y está harta de la soledad.

Están sentadas nuevamente, un lugar apartado para hablar con algo más de calma, al menos de lo que les permite el alcohol, Chaeyoung cuenta sus experiencias y las ángeles del mal ríen cada vez que escuchan el tipo de recuerdos que la Diosa implantó en su creación, pero Dahyun estaba facinada y le interesaba cada vez más. Sin darse cuenta, el foco de la plática se volteó y está con la abogada, quien confesó las razones de no ir al bar y lo acomplejada que la tenía su caso.

Chaeyoung escuchó con detalle, le interesaba saber qué retenía a la páida chica de reunirse, y en su mente el tema se solucionaba de forma rápida, por lo que no perdería el tiempo en comunicar su opinión.

— Escúchame — Llamó su atención — Has pasado toda tu vida lamentándote, esta es una buena posibilidad donde complacerás a tu clienta y te abrirás el camino a tener más casos, ¿Para llegar a la corte hay que ser intachable? ¡No lo necesitas! Hay un montón de corruptos allí que no piensan tanto como tú antes de actuar

— Pero no quiero ser ese tipo de persona

— Piénsalo, ¿Vivirías en paz sabiendo que mandaste a la cárcel a una mujer violentada? ¿Es tan mala su decisión? Yo lo hubiera hecho, para ser sincera, además tienes el camino libre

— Un... un pajarito por allí... dijo que el amor no debería motivarme a hacer cosas malas

— Pues ese pajarito es estúpido — Las ángeles estallaron en carcajadas — Piénsalo, después de ese juicio puedes venir aquí, relajarte conmigo y te olvidas de ese problema — Dahyun suspiró.

— Lo pensaré...

La noche no duró mucho más, pero estaba bien, ambas estaban cansadas y parecía buen momento para volver a casa. Chaeyoung la acompañó hasta la calle para vigilarla tomar un taxi, ella no tenía miedo de lo que le pasara, sus recuerdos están inundados de buena suerte y el cerco de protección, impregnado de rechazo e indiferencia, que colocó Mina a su alrededor era de mucha ayuda.

Shades of Gray - Dahtzu / DubchaengDonde viven las historias. Descúbrelo ahora