cual infinitud del alba
en los campos de flores
marchitas de mi alma
unís mis piezas rotas
con cada palabra
si es que tu amor acaricia mi aura
la nutre de vida y de calma
ya no tienen lugar mis penas
ni la lluvia en mis tinieblas
pues estás allí brillando
y abrazando mis tormentas
no se siente oscuro
en los brazos de tu voz
me elevo hacia vos
y ya no hay sangre
ni llanto
no hay hambre
ni espantos
sólo un dulce y suave canto
que me mantiene tranquila
¿será de tu ser la melodía
que me apacigua y da armonía?
cual ápeiron de Anaximandro
así abrazás mis contrarios
le brindás un equilibrio
a mis sentidos temerarios
me siento en acto
ya no en potencia
me siento en calma
por vez primera
tu existencia tan pura y bella
ayuda a sanar mi esencia
¿podría preguntarte
si me dejás fluir con ella?
¿de dónde es que venís?
¿cómo llegaste hasta aquí?
el arché de mi sentir
es tu alma y devenir
dejame cuidarte
conocer tus miedos
tus infiernos y misterios
dejame enredarme
en tu belleza pura
contemplar tu hermosura
hasta el fin de la penumbra
dejame quedarme
en tus brazos para siempre
donde se siente cálido, y no inerte
dejame amarte
hasta el cielo
las nubes y lo eterno
dejame sentir
que a tu lado
feliz puedo vivir
¿kósmos apatelós?
